sábado, 27 de agosto de 2011

el círculo de interpretación hermenéutica

Gadamer pudo sustituir los conceptos relevantes de la hermenéutica tradicional, “alétheia”, “iluminación”, “apertura”, “ser ahí” (en Dilthey, Heidegger), por conceptos temporal-ontológicos, de su teoría del "acontecer", tal como, el concepto de la "comprensión": como un “entrar en el acontecer de la tradición”, la “aplicación de la comprensión como una prosecución de la tradición”, el “círculo hermenéutico” como un “poner en juego los prejuicios” en el modo de la “fusión de horizontes”, y por último, lo reunió con el concepto de "acontecer": como “conciencia de la historia efectual”.

Comprender en el acontecer temporal significa para Gadamer que comprender no es comprender mejor, ni en el sentido objetivo de saber más en virtud de conceptos más claros, ni en el de la superioridad básica que posee lo consciente respecto de lo inconsciente de la producción. Bastaría decir que cuando se comprende, se comprende de modo diferente.

Nosotros en tanto que seres finitos e históricos comprendemos de facto el interpretandum en cada situación de modo diferente. Es decir: siempre de un modo diferente de como fue pensado. Este sería el comprender temporal de la “fusión de horizontes” para Gadamer, de ahí que la autoridad de la tradición cultural queda en entredicho. En Heidegger y Platón el desocultamiento del ser en el pasado se ve como destrucción o torsion de esa historia. Pero en Gadamer se ve como algo diferente.

Ello está en relación con el concepto de "comprensión" en la filosofía hermenéutica, concepto que hace posible la objetividad del mundo a través del sujeto y de su historia. Es como si el existencialismo de Kierkegaard y de Heidegger se fusionasen ahora con la fenomenología del objeto, de Kant y Husserl. Estas normas que se resumen en el a priori contingente de la facticidad, junto con la “precomprensión del mundo” y el “acuerdo” social son también siempre ya reconocidas por todo ser humano finito.

Esto es propio del discurso filosófico, las necesarias presuposiciones existenciales y de reglas, es decir, que no pueden negarse bajo pena de contradiccion performativa. Pertenecen a la “preestructura” del “cotidiano ser en el mundo” (del “mundo de la vida”) en el sentido de Heidegger y Gadamer (y de las “formas de vida” del último Wittgenstein). Pero sobre todo a lo que pertenecen, según la filosofía última de Karl O. Appel, es a la “preestructura” de esa reflexión sobre la “preestructura” de “cotidiano ser en el mundo”.

Sí, porque Wittgenstein habría tenido que dar alguna respuesta a la pregunta de cómo -es decir, en virtud de qué juego de lenguaje “sano”- le es posible a él mismo “curarnos” de los juegos de lenguaje filosóficos que “discurren en vacío”. O Heidegger no habría podido reducir la comprensión del mundo, a un “acontecimiento apropiador” (Ereignis) de la historia del ser. Tendría que dar la vuelta a su propio lenguaje. Ellos mismos estaban creando otra metafísica, aunque diferente.

Los juegos del lenguaje wittgeinsteiniano son un sentido originario de esa verdad, para Wittgenstein el “juego del lenguaje” sería el origen de la condición de posibilidad de la validez de un discurso. Y éstos a su vez son posibles solamente dentro de una “forma de vida”. Pero para Heidegger el origen del pensamiento no está en un juego linguístico, sino que está en el acontecimiento del tiempo, es decir, en el acontecimiento de la formación de la “diferencia”.

Para Wittgenstein los paradigmas “inconmensurables” de la ciencia y de su posible progreso aparecen como los juegos de lenguaje, en tanto que partes de “forma de vida”, y están entretejidos con “actividades” y con formas de interpretación del mundo válidas a priori.

En Wittgenstein, el concepto wittgensteiniano de “forma de vida” es el concepto de forma de vida orientada hacia un mejor entendimiento de lo que significa la "interpretación", que deberá comprenderse no sólo como fenómeno semántico, sino sobre todo como fenómeno "pragmático" perceptible en el contexto de una forma de vida determinada. “El análisis del lenguaje es el análisis de la forma de vida”, nos dice. “Así podemos entender nuestra vida, cuyos actos componen nuestra forma de vida”.

Una "forma de vida" es siempre de alguna manera y en cierta medida una materia común. Es específicamente una forma de vida. Un individuo no puede desarrollar por sí mismo una forma de vida completamente privada, una representación del mundo y un lenguaje propios. Haciéndolo se aislaría a sí mismo de la interacción social. Es el aspecto común de la forma de vida lo que hace que la comunicación -y a través de ella, la interacción- sea posible. Este concepto por eso lo que hace es confrontarnos con el de la posibilidad de la validez intersubjetiva de las normas, y por tanto de la racionalidad e intersubjetividad de las normas.

La hermenéutica lo que abre es una “precomprensión” determinada por principios, donde la “historia efectual” de tradiciones de autoridad o contenido normativo ante este recurso le obliga a apropiarse críticamente de una historia institucional en la que la razón práctica puede reconstruirse hacia el futuro. No se trata de un realismo ingenuo que no quiere obedecer o reconocer las normas, porque la realidad tiene colores, el color es una cosa que existe, más allá de lo percibido. No se trata de ver la realidad independientemente de lo percibido, sino de percibirla, yendo más allá, con la percepción y con la tradición. Ni se trata sólo de un positivismo tampoco, que se basa sólo en un procedimentalismo y no en cuanto a contenidos de la norma.

Esto es lo que el filósofo alemán Karl Otto Apel ha llamado el principio de "autoalcance de la reconstrucción" de la metafísica y, por ende, de la historia.

Y lo es también sobre las condiciones de posibilidad de la validez intersubjetiva de la comprensión o, en general, del conocimiento, las condiciones trascendentales de posibilidad del comprender válido o no válido; pero no de todo intento humano de comprender.

Ciertamente mediante el análisis de ejemplos se puede oponer un eficaz correctivo a los prejuicios apriorísticos y las generalizaciones precipitadas de la filosofía sistemática.

Pero la pretensión específica de validez de toda proposición filosófica también de las proposiciones en que se sustenta la crítica del lenguaje o del sentido, en sí mismas no son verificables. Pertenecen a la prerreflexión del lenguaje. Ni siquiera pertenecen a una intuición o a un lenguaje pre-racional como se ha dicho, aunque pueda sostenerse así de alguna manera para entendernos. Esto es un criterio último tradicional, prerracional, es decir, de una Ética religiosa, ni se lo puede resolver en el sentido de Weber o de Popper, mediante una combinación de investigación racional de las consecuencias, despojadas de valoraciones, y una decisión valorativa irracional.

Volvamos a Heideger, para volver a ver este elemento originario en esa metáfora, que él llama iluminación, o elemento desocultador, como una vía de acceso:

El relativismo diacrónico que surge inmediatamente de la “iluminación” epocal del mundo en Heidegger, surge de la reinterpretación radicalizadora que, desde la historia del ser, sufre el concepto, relativo al “ser ahí”, de verdad como “apertura”. Estos dos grandes filósofos, tanto Heidegger como Wittgenstein, son los dos grandes destructores de la metafísica occidental o autosupresores de la filosofía, porque ésta se inventa en el vacío. No obstante, esto parece una aporía de la metafísica porque ellos mismos vuelven a construir otro lenguaje parecido. El concepto de iluminación del mundo de ocultamiento desocultador (a-létheia) podía servir como un “concepto de verdad originario” pero no obstante Heidegger lo que reconoce es que debe ser adecuado con algo previamente, y que en todo caso lo que hace este concepto es que pone en “libertad” una dimensión que precede sistemáticamente al concepto tradicional de verdad, puesto que se trata de una condición de posibilidad de los juicios o enunciados adecuados e inadecuados sobre lo ente. Pues bien las condiciones de posibilidad intersubjetiva también dependen de aquí. Lo asombroso de todo esto es que el logos pueda pensarse a sí mismo, seguimos creyendo también aquí. Que las mismas condiciones de posibilidad puedan pensarse, lo cual introduce un pensamiento autorreflexivo originario también, aunque esto vendrá después y se discutirá en la filosofia crítica de Apel y Habermas.

Con frecuencia se considera que esta caracterización -de la iluminación epocal de Heidegger- es una tergiversación, una consecuencia de un pensamiento que sigue siendo él mismo metafísico, que no entiende todavía adecuadamente el nuevo punto de vista “más allá del relativismo y del objetivismo”. Antes bien la iluminación de Heidegger se puede entender como una apertura lingüísitica del mundo que libera originariamente el horizonte de sentido para las posibles preguntas de la ciencia y los juicios adecuados o inadecuados. Y se hace patente la convergencia entre el modo de mirar hermenéutico-lingüístico de Heidegger y el analítico de los juegos de lenguaje de Wittgenstein.

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Debe influir también el concepto de "autopóieses" de los sistemas vivos y organismos, que tienden a reproducirse a sí mismos, como dicen Marutana entre otros, es la condición de existencia de los seres vivos en la continua producción de sí mismos. De esta forma hay una tendencia a pensar que siempre será lo mismo, que no puede cambiar, que se regenera y en parte así se sostienen los sistemas de legitimación y definición dogmáticas de muchos cuerpos del saber.

Y por otra parte, está lo que dice el mismo Kuhn, descubridor de los paradigmas científicos y de sus cambios y revoluciones, él mismo hacia la madurez de sus estudios abandona casi por completo el discurso acerca de los paradigmas, y restringe el concepto de revolución científica al de un proceso de especiación y especialización por el cual una disciplina científica va acotando los márgenes de su objeto de estudio, alejándose de los horizontes de otras especialidades. En este último sentido, como una forma de holismo restringido que afecta las distintas ramas del desarrollo científico, reaparece el concepto de inconmensurabilidad teórica, el único que Kuhn parece haber mantenido incólume hasta el final de sus días.

la percepción del drama misógino en Kierkegaard

Voy a traeros un ejemplo de un existencialista para que se comprenda mejor las actitudes misóginas o misantrópicas, según el caso. La percepción del drama misógino de Kierkegaard, atenazado por la fobia hacia la paternidad u horror a hacer nacer que es no querer haber nacido y tentado de abandonarse a la filia del seductor por el “instante” y salvarse de esta manera del aprisionamiento en el engranaje infernal de las generaciones, tensión que el pensador danés resolvería a través del “amor cortés” entendido como una forma de muerte en vida que es abiertamente comprensiva y hasta se diría que simpacética. Después de todo los mitos kierkegaardianos tienen en común el ser personajes “a-genealógicos” o “anti-genealógicos”, como lo atestiguan su Fausto, su Don Juan e incluso su Abraham, por no hablar de su Antígona, cuya interpretación contrasta con la cínicamente patriarcal debida a Hegel. Y en tanto que precursor no ya del existencialismo de un Sartre sino de un “nominalismo” cabría considerarlo un autor predilecto aquí.

De una lectura de Nietzsche la misoginia nietzscheana podría tener raíces más profundas que las que asoman en sus “espantosas diatribas” contra las mujeres, para decirlo con palabras de la hermana de Nietzsche, quien las atribuía a la “nefasta inspiración” de Schopenhauer: Nietzsche busca la genealogía de algo para descubrir su origen, pero en el fondo lo que hay es una misoginia. Si el sello del padre no da la legitimidad, en los orígenes está que somos nacidos de mujer, luego es una genealogía impugnada pero que lleva a una misoginia que representa, por otro lado, rasgos patriarcales. Pero sin merma de suspicacia también debemos posarnos con piedad sobre la historia de la filosofía. Así se demuestra con Sören Kierkegaard en el estudio de “la subjetividad del caballero” a la luz de las paradojas del patriarcado que hace Celia Amorós, en que el “caballero de la subjetividad” es interpretado desde la perspectiva de una crisis de legitimación patriarcal que deja al individuo en la situación del sujeto que ha de enfrentar por cuenta propia el sentido de su existencia. Los individuos abandonados de un dios, producto del relajamiento y la problematización de los vínculos genealógicos causada por la historia cada vez más degradada ya no tienen pruebas de que dios sea su padre. La misoginia kierkegaardiana inducida por el desvalimiento y no por la prepotencia da pie a que la crítica feminista de las actitudes misóginas estén exentas aquí de misandria.

jueves, 25 de agosto de 2011

romper un orden formal de prisión

Como dice Mercedes Salisachs: “Tratar de romper ciertas situaciones establecidas para llegar a convertirse en un gran equívoco. No hay más que ver la cantidad de parejas que repentinamente se consideran con derecho a rehacer sus vidas, rompiendo otras. Pocos admiten que “rehacer” se puede convertir también en un flagrante autodeshacerse.”

Puede que queriendo desnudar nuestro cuerpo y nuestro espíritu de lo que les oprime, nos destruyamos también a nosotras mismas. Que en lugar de darnos una segunda oportunidad de nacer, nos aniquilemos. Puede que al romper nuestra prisión formal, nuestros grilletes, descubramos lo que queda de nuestra carne. También nuestra naturaleza sexuada, esa dimensión irreductible de nuestra encarnación. Este gesto por liberarnos de unas normas impuestas que nos oprimen a veces nos lleva a enfermar en un orden formal. Para el libre consentimiento de las mujeres en unas relaciones amorosas y una institución matrimonial no alienadas al poder masculino, necesitamos tener una identidad positiva como personas civiles, individual y socialmente.

En Vigilar y Castigar, afirma Foucault, que hay un lenguaje interior donde la táctica no ha sido reprimir los deseos de los presos, sino obligar a sus cuerpos a significar la ley prohibitiva como su esencia, su estilo y su necesidad. Esa ley no se interioriza literalmente, sino que se incorpora, con el resultado de que se crean cuerpos que significan esa ley en el cuerpo y a través de él; allí la ley se muestra como la esencia de su yo, el significado de su alma, su conciencia, la ley de su deseo. Efectivamente, la ley es al mismo tiempo completamente evidente y totalmente latente. No obstante, Foucault pone en tela de jucio todo este lenguaje de la interiorización. "El alma es una ilusión, o un efecto ideológico", pero si existe es "en el interior del cuerpo por el funcionamiento de un poder que se impone sobre aquellos a quienes se castiga.” Pero aquí el problema es que la ley no se ha interiorizado, sino como repetición de una práctica, hasta que el poder o su lenguaje estalle de nuevo. Lo importante es que la Ley actúa desde dentro, y como se dice lo que se hace es que se ponen diques de contención.

regla de ética universal

Hoy día lo que compromete a nuestra libertad individual (lo que, por descontado, no garantiza que no continúe habiendo alienación, como tampoco garantiza que no continúe habiendo causalidad social)- sigue siendo apremiante, y lo es incluso más que nunca, en la tecnología social de nuestros días, so pena de que ésta se reduzca lisa y llanamente a “ingeniería social”. El problema por tanto no es sólo de las mujeres, también es de los hombres en su identidad y género. Pero se está poniendo la cosa de una forma que se tendrá que regular muy claramente, la protección o penalización provisional y parcial contra todas las formas de violencia pública o privada que se ejerce sobre las mujeres, lo que debe ser un objetivo que ha de estar regulado claramente en el Código Civil y Penal; así como la regulación del abuso del cuerpo femenino con fines publicitarios o pornográficos; la discriminación en la definición y el uso sexista del cuerpo, de las imágenes, del lenguaje; las violaciones, secuestros, muertes y explotación de niños.

Se trata de encontrar la fórmula jurídica para definir la vida de las mujeres como ciudadanas. as mujeres a veces no somos sino los rehenes de la reproducción de la especie, su derecho a la vida exige que afirmemos su subjetividad, sorprende que los hombres dependientes de la mujeres durante su infancia y vivos gracias a esa dependencia se permitan trastocar hasta ahí las cosas. Desde luego los hombres se apresuran a reconocer que ser madres es dedicarse a cosas materiales y no espirituales. En un increíble gesto de desconfianza se han hecho sospechosas de negarse a preservar la vida el día en que adquieran el derecho a ser ellas. Lo que quiero sentar es una regla de éticas jurídica y social, que trate con igualdad y que tenga en cuenta la subjetividad de las mujeres, como regla de ética universal.

La teoría de la argumentación racional sólo puede estar basada en el diálogo, y en el reconocimiento de éste es donde se muestra nuestra capacidad de racionalidad. Y podemos defendernos acudiendo a las herramientas de la persuasión y el convencimiento. Para ello no sólo necesitaríamos de un principio de corroboración o de inducción o como quiera que la filosofia de la ciencia le llame, sino que sería necesario un principio de “universalización”, destinado a colmar la aspiración de nuestras máximas morales, para decirlo en términos kantianos, a ser también consideradas leyes universales, o bien, a aquello que de “común acuerdo” puedan querer también los demás.

hombres y mujeres son iguales

Donde el cuerpo femenino engendra en el respeto de la diferencia, evidentemente el culto a la relación madre-hijo muestra la tolerancia femenina. Y me imagino que todo el terreno que la mujer ha ganado en la sociedad se deberá a su propia lucha y a su trabajo fundamentalmente y a su tolerancia de que ella también quiera compartirlo con el hombre. Lo que quiero decir es que vamos avanzando gracias a tolerancias de ambos géneros, también el cuerpo social patriarcal se edifica jerárquicamente excluyendo la diferencia, sobre todo ello se ha demostrado así una vez llegamos a las cúpulas organizativas de todas las empresas o instituciones.

Las dificultades de las mujeres para lograr que se reconozcan sus derechos sociales y políticos se basan en esta relación entre biología y cultura, sobre la que nunca se ha pensado lo suficiente. Rechazar hoy día toda explicación de tipo biológico -porque la biología paradójicamente, haya servido para explotar a las mujeres- es negar la clave interpretativa de la explotación misma. Ello significa también mantenerse en la ingenuidad cultural que se remonta al establecimiento del reino de los dioses-hombres, pero seguiremos hablando sobre ello. La afirmación de que hombres y mujeres están ahora igualados o en vías de estarlo se ha convertido prácticamente en el nuevo opio popular, hombres y mujeres no son iguales y orientar el progreso en ese sentido me parece problemático e ilusorio. Así en el plano del trabajo un empresario se apresurará a decir que no quiere mano de obra femenina porque es inestable o en todo caso aceptará contratar mujeres a condición de pagarles menos sin reconocer que a menudo constituyen la mejor mano de obra por su seriedad especialmente a partir de una cierta edad. Y lo que pasa es que las mujeres en vez de hacerse mujeres se hacen hombres. Es lo que exige el mundo masculino a falta del reconocimiento de la identidad femenina. El género humano debiera pensar en sus dos polos de identidad e integrar en la cultura la riqueza de sus bienes relacionados con la vida. La vida vale mucho más que todos los objetos, propiedades o riquezas que podamos imaginar.

el objeto de la sublimación

En el amor siempre hay una "sublimación" que opera la introyección de objeto libidinal dentro de la persona y la mistificación de ésta. Pero lo importante es el proceso de "encarnación" de otra cosa. En este caso sería la "encarnación" de la Ley, el vehículo que opera el transporte del objeto libidinal, por decir así. Lo importante es que el lazo amoroso no se pierda y que continúe. Reconocer que hay un objeto transgresor es como reconocer el crimen del incesto. El encierro dogmático en sí mismo.

entre vida y amor

Esto escribe Cioran que es el amor: "El amor es una cosmogonía. De ahí sus resonancias metafísicas, salvo en la expresión lírica y las vibraciones infinitamente sutiles. En el amor, lo absoluto se interpreta a sí mismo. De ahí la impresión que nos da el ser humano de ser tocado como el piano se toca siempre solo. El violonchelo o la flauta parecen instrumentos menos humanos, por el contrario, dejan aparecer las debilidades del hombre, pero transfiguradas como por una nostalgia supraterrestre. Nadie ha llevado más lejos el deseo de aniquilar sus instintos de criatura. Su total inadhesión a la creación le conduce a esa Abgeschiedenheit, ese desapego que es la condición primordial del apego a la inmortalidad. Entre vida y amor sacrifica sin dudar la primera, verificando teórica y prácticamente la dolorosa disparidad de ambos términos."

Creo que nunca he sabido ver bien el amor y dudé también pero ahora sé que ha habido sacrificio y renuncia y que todo es nobleza y exceso de celo o de prudencia.

el lenguaje como comunicación

Existe una doble posición: la del "relativista" para el que el lenguaje determinaría lo real y la del "absolutista" que simplemente invertiría esta relación. No obstante, podríamos encontrar una tercera vía: aquella que ve en el lenguaje un producto histórico y natural.El lenguaje sería un producto de la actividad humana en el mundo y, por ende, de los hechos de la naturaleza física y humana. Pero, al mismo tiempo, el lenguaje es también productor de significados y de nuevas formas humanas de actividad. Por eso no me muestro dispuesta a refrendar que los hechos de la naturaleza determinen completamente nuestro lenguaje, mientras, por otro lado, me resisto a afirmar que los hechos de la naturaleza sean en su totalidad creaciones de nuestro lenguaje.

Mientras que el lenguaje en tanto que histórico en su consideración nos pondría a salvo de cualquier veleidad absolutista, y en tanto que natural y dado que -con él- los hombres somos lo que somos y estamos hechos como lo estamos nos permitiría escapar al relativismo. Por tanto ello quiere decir que cabe una concepción intralíngüística y convencional del lenguaje pero al mismo tiempo que no es monológica sino dialógica en su concepción de racionalidad. Y entre quienes compartan las premisas de un código moral o de un paradigma científico pues siempre se podrá dialogar. De lo contrario si no podemos hacerlo racionalmente lo único que nos queda es la persuasión psicológica. Cuando decimos a alguien que algo es bueno sólo cabe que intentemos contagiar emocionalmente a nuestro interlocutor de nuestras propias actitudes o persuadirle -mediante un hábil despliegue de nuestra capacidad retórica- para que se comporte como nosotros deseamos que lo haga. Siendo así que lo importante para que exista lenguaje es que haya que decir algo a alguien y que haya comunicación.

A veces el planteamiento va más allá de la comunicación dialógica pues se intenta en último término llegar al fondo de un diálogo interno con uno mismo, y en este caso creo que debemos encontrar una vía de comunicación racional y de actitudes y hechos que podemos comparar por nosotros, por nuestra historia, biografía y por nuestra naturaleza, para no caer tampoco en un relativismo extremo.

amor como autoconocimiento

El amor es un sentimiento, mucho más, para poder definirlo me parece que es un proceso liberador, liberador también de otras formas anteriores de amor, para que pueda pervivir en él y evolucionar, ya miramos de la otra persona todo aquello que conocemos de ella y la sentimos como si tuviera un alma sutil, Maria Zambrano decía que el amor no necesita tener presente el objeto amado, y a veces hay que distanciarse de él porque así le vemos interiormente en las cosas que nos lo recuerdan y volvemos a él porque la distancia también es dolorosa. Los psicólogos dicen que el amor se olvida y dan un plazo mayormente de seis meses, pero si volvemos a recaer en esa persona, volvemos a reincidir o al mismo proceso, ante todo es porque el amor es un proceso de autoconocimiento de uno mismo y también de sacrificio y liberación, aprendemos sobre lo que es dar y recibir, entre otras cosas, y es un saber interpersonal; es esto lo que nos lleva o nos separa de las personas, la capacidad de vernos, de identificarnos amorosamente en esa otra persona, para dar significado a lo que hacemos por encima de un solo significado, para no sentirnos reducidos a uno.

los peligros de la seducción

La mujer tiene que descubrir, en el hombre, al niño que se oculta y juega al esconder. Yo no he sabido hacerlo. Porque no jugaba... Dejé caer sin fuerzas la cabeza: "Ay, tonta", me reproché serlo. El hombre ama dos cosas: el peligro y el juego. Y en la seducción está siempre implicado el juego, la mujer es ese juguete peligroso para él. A veces no hay ideales, ni estéticas, ni convicciones razonables. El amor no se razona nunca. El amor no puede nacer de una persuasión: ¿a quién, con qué palabras, con qué razones se convence al otro a que ame o por lo menos corresponda a tu amor? Violencia, deseo, exaltación, y ternura... Ah, la ternura, se me olvidaba. Pero ¿es que él era susceptible de ternura? Enseguida me reprochaba con palabras amables que me acercara tanto a él o casi que le acosara. Ese era todo su acercamiento a tientas hacia mí. Tú con tu dignidad entera y verdadera con tu candor indestructible con tu humildad impávida. Me idealizabas y te idealizo. Habría que enseñarle, desde el principio, un idioma distinto. Y eso no se improvisa. Antes llega la muerte del deseo, de la vida... ¡Por creer en los sueños! Pero si hubiese tiempo, con esa forma de ternura nos educaríamos los dos, y con ese juego y esa conversación que hemos venido teniendo. Es la emoción y el riesgo que él necesita. Y también el reposo del guerrero. El se rinde ante mí nada más, se vuelve niño ante mí después de la batalla, juega conmigo. Pero la vida se nos escapa y es lo único que tenemos, porque a veces es un juego lo que representamos y va ligado a las ataduras del miedo.


Antonio Gala, Papeles de agua

el arte de la censura

Los místicos son una excepción, pero fíjate que son escasos los poemas que han alcanzado esa belleza literaria, ya eso es un síntoma de lo limitado del tema. Sin embargo donde los textos del medievo cristiano han alcanzado una sublimidad es en el "arte de la censura", su sofisticación en el lenguaje, su forma de decorar los motivos con miniaturas o con un ritual simbólico, todo ello alcanza un culmen en la literatura hasta ahora nunca jamás alcanzado. Para el derecho canónico la institución es la "Palabra portada". Las falsas nociones claras, "aequitas", "natura rerum", "justitia", son en realidad significantes rituales llamados como refuerzo cuando falla el silogismo. La dialéctica medieval no es sino un gran Arte de la Paz que permite a la lógica pasar inadvertido hacia las contrariedades textuales, puede modular su contenido según el tiempo o la forma, ex loco, ex tempore, ex persona.

Esto ya dice algo de la manipulación también de la simbología cultural de la mujer, en el medievo, y también ahora con las técnicas más refinadas. Pues la palabra y la representación cumplen aquí una función significativa muy importante también.

es imposible saber dónde empieza la culpa

Por medio de la dramatización de la Penitencia se trata de reducir el deseo y llevar a otra parte la carga de ser culpable. Serí­a hoy necesario reconstituir esta riquí­sima fantasmagorí­a donde reina la mujer occidental. Es un tema que hoy dí­a depende más de la propia argumentación racional y de la forma cómo nos relacionamos los individuos. Lo que antes eran técnicas medievales ahora desde la democracia son técnicas participativas en que todos nos vemos inmersos. Hoy es imposible diferenciar dónde empieza el goce o la culpa pues es un trabajo de individuación pero no obstante aunque nos pongamos a dialogar y a construir la realidad desde nosotros mismos, no hemos de eludir el compromiso que hay con el pasado, las formas diferentes de socialización y de control institucional que desarrolla el estado por medio de la sociedad y el libre mercado.

el mecanismo culpable y su explotación

Las técnicas que hoy se utilizan son diferentes a las prácticas cultas medievales, pero la ritualización está presente. Antiguamente se capturaba el deseo, sobre todo, a partir de la confesión, de una política de confesores, diría yo, la confesión asegura la casuística y ahí está siempre el sujeto y su deseo. Por eso en la edad media se desarrolló un manual sobre la doctrina de la Penitencia en que se especificaban los castigos, los diferentes grados de delitos y la clasificación de los pecados, de una forma compleja y detallada. Hoy día no es necesario el procedimiento de la confesión para asegurar el rito institucional, pero hay otros procedimientos en que podemos decir, a través de las técnicas de la captura publicitaria por una alta restricción del deseo y del sentimiento de culpa, que siguen presentes.

La "mujer", en su simbología, en los tratados de la Edad media era conminada a los infiernos, erigiéndola primero en el objeto del deseo, por exteriorización culpable y que había que evitar, de ese modo en el momento de la confesión el sujeto se capturaba. Son técnicas refinadas del lazo institucional que sirven al poder y al sujeto para mantener la creencia de pertenencia entre sí. Volvamos pues a la confesión, a su forma de hacer para descargar el doble fardo al penitente: el goce-de-más del que la doctrina sobre el pecado detestable ha operado la sustracción y el aumento de angustia unida a la acusación del culpable. Por el momento haré mención a la literatura fantasmática que asocia desde las tradiciones más antiguas el poder y las falsificaciones demoníacas con el abuso sexual, tanto de las mujeres como de los hombres. El tema es inmemorial: "Dios castiga la lubricidad de las mujeres haciendo que engendren monstruos"; del mismo modo se dice "los demonios recogen el semen (doctrina del esperma frío) de los hombres sucios, blandos (alusión a la masturbación) y lúbricos, que se manchan ya sea en sueños, ya sea provocándose ellos mismos".

Si nos atenemos a la literatura canónica que tiene por objeto definir el Derecho en uso, cualquiera de los numerosos tratados cultos pone en evidencia que lo importante y lo inicial para la confesión es el lugar donde se encuentra la represión del goce. Esta materia aparentemente abandonada en la actualidad lo es solamente porque ha sido trasladada a otros mecanismos de expresión latente pero continúa su mecánica a través de las clasificaciones con un alto grado de precisión y perfección lógica sobre la casuística. La mujer, como sujeto, por eso muchas veces no ha podido jugar sin poder salir de esta realidad, de hecho hoy día juega porque puede confesar su goce y al mismo tiempo confiesa su culpa, a través de técnicas mucho más refinadas si cabe. Lo importante es descubrir como el buen orden y el lazo del deseo institucional están presentes aquí en esta misma confesión de la culpa.

el arte de la técnica institucional y la casuística

Hay que admitir que el arte de la guerra de Sun Tzu puede atraer y servir, aprovechar cuando está el enemigo dormido o cuando está débil o cogerlo por sorpresa. Pero hoy día con los adelantos técnicos que tenemos hay otra formas mucho más efectivas. Sobre todo aquellas técnicas que sirven para explotar el sentimiento culpable. Y sigo con esto de la culpa porque hay en este blog también algunos maestros que saben usar esta técnica del sentimiento culpable o de la culpa, como buenos juristas que son, y porque todo esto quien como maestra bien lo pergeñó fue la Escolástica medieval, siempre remitiendo hacia una buena ciencia de la Penitenciaría. Lo que pasa es que aquí hay quien está remitiendo constantemente a esta ciencia penitencial, derecho penal o de la casuística penal, pero se olvida, porque hay ingenuidad en ello, creo, de una buena casuística. Para eso hay otros modelos, aquí hay quien los usa muy bien, pero también adolece, yo le dije que de encierro dogmático, efectivamente se le notaba muy bien; pero es que también hay ingenuidad yo creo; usamos estas técnicas bien sin saber para qué sirven; la publicidad las usa todos los días.

El único efecto que tienen es saber captar la atención del ciudadano y sobre todo de su deseo, de capturar su deseo, de modo que él elija efectivamente estar ahí; pero lo que quiero decir cuándo más efecto tuvieron es cuando se captura el deseo mediante la represión de un goce, entonces surge el sentimiento de culpa y el sentimiento culpable. Quién hace esto muy bien, no hace falta decirlo, está todo el día aquí hablándonos de lo mismo, se inventa casuísticas, pero la atención mayor está puesta ahora en que han vencido y parece que ya no le produce más que una fiebre que compensa para seguir viviendo, porque esto es como algo adictivo. Las técnicas que hoy se utilizan son diferentes a las prácticas cultas medievales, pero la ritualización está presente.

Antiguamente se capturaba el deseo, sobre todo, a partir de la confesión, de una política de confesores, diría yo, la confesión asegura la casuística y ahí está siempre el sujeto y su deseo. Por eso en la edad media se desarrolló un manual sobre la doctrina de la Penitencia en que se especificaban los castigos, los diferentes grados de delitos y la clasificación de los pecados, de una forma compleja y detallada. Fíjate en eso sí que son maestros los escolásticos, ellos aseguraban así la obediencia y el sistema estable. Hoy día no es necesario el procedimiento de la confesión para asegurar el rito institucional, pero hay otros procedimientos en que podemos decir, a través de las técnicas de la captura publicitaria por una alta restricción del deseo y del sentimiento de culpa, que siguen presentes.

Hoy todo se hace mediante la captura publicitaria. Lo importante es ver como se juega con la creencia y con la culpa. Y cómo el poder es el que construye esta especie de tiranía de represión por el goce, de esta forma se juega con una imaginería popular y se cala el corazón de la gente. Esto ni Sun Tzú sabría, porque su técnica es de guerra, es decir, el engaño está presente pero por otros medios más rústicos. Esta materia aparentemente abandonada en la actualidad lo es solamente porque ahora se utiliza otra casuística de una gran precisión y perfección lógica, pero el mecanismo es el mismo, se juega con el deseo. Esa gran perfección lógica está en la ciencia, en todo lo que se logifica, para atraer la conciencia con su exactitud y orden.

Y sobre todo con la imaginería de la mujer, porque es que a mí también en el momento en que en este blog se me puso a juicio, es cuando parecía que todo el mundo tenía atención sobre mí, o sobre el blog; y entonces parecía que algo se dilucidaba. Pero esta casuística acerca de la mujer es la que mejor está relacionada desde una mitología popular con la captura del deseo; todos caemos en sus redes, está en el Antiguo y Nuevo Testamento con paralelismos claros (la decapitación de varones por parte de mujeres), pero con un simbolismo muy diferente, las historias de Judith y Holofernes y, por otro lado, la de Salomé y Juan el Bautista. Ambas tienen un fuerte componente sexual, aunque el mensaje que lanzan y su resolución sean muy diferentes. Está en el mito de Adán y Eva, sobre nuestros orígenes. Pero está en muchos más sitios, en los Tratados teológicos sobre todo. Esto lo ha estudiado Pierre Legendre, en quien me estoy basando, catedrático de la Sorbona, por ejemplo, en “La araña herética” (Haereticus araneus) que es un tratado teológico contra los protestantes, compuesto por el jesuita belga Jean David. En él el error= el horror sexual, el herético sigue siendo sin escapatoria presa de los animales lúbricos. La “mujer”, en su simbología, en los tratados de la Edad media era conminada a los infiernos, erigiéndola primero en el objeto del deseo, por exteriorización culpable y que había que evitar, de ese modo en el momento de la confesión el sujeto se capturaba.

Son técnicas refinadas del lazo institucional que sirven al poder y al sujeto para mantener la creencia de pertenencia entre sí. Son técnicas refinadas, pero hoy están ahí también de otra manera, porque lo que se pretende es captar el sentimiento culpable de otra manera, y todo para perpetrar la sumisión, que es en definitiva lo que se pretende al final. Hoy día no sólo se juega con el sentimiento culpable, sino que también se juega con el poder de confesar el goce, porque la confesión es otro sistema de captura. Lo importante es descubrir como el buen orden y el lazo del deseo institucional están presentes aquí en esta misma confesión de la culpa. Y si el Vaticano y el dólar, dos símbolos que nacieron en 1929, están en crisis, es lo mismo, porque de lo que se trata es de que todos puedan confesar sus culpas, y eso es lo que ha hecho Gross, el mayor bonista mundial de banca privada, parecía que confesaba pero lo que ha hecho es mantener su sumisión a ese sistema una vez más, por la captura de su deseo. Y es que de este mundo es casi imposible salirse, todos tenemos que renocernos en él, en algún espejo.

ética argumentativa y pretensiones universales de validez

La filosofía analítica del lenguaje hoy día pone el énfasis en la “intencionalidad” de lo que quiso decir el sujeto comunicante, más que lo que dijo realmente, de ahí que se diferencie entre un lenguaje ilocucionario y un lenguaje perlocucionario, donde lo relevante estaría en la reacción que queremos provocar en los demás (Austin y Searle, sobre todo). Y tambien se puede analizar así en el llamado ultimo Wittgenstein y después con el actual filósofo alemán Jurgen Habermas en tanto a esa lógica se la llama lógica de la argumentación o teoría crítica de la razón también, que sería una “lógica pragmática” -más bien que sintáctica o semántica formal- y que se ocuparía de determinar en qué estriba la “capacidad de convencimiento” (Triftigkeit) de los argumentos en orden a la obtención de un consenso discursivo. Por “argumento” habría ahora que entender la base o justificación que nos motiva a reconocer como satisfecha la pretensión de validez de dicho juicio, tanto si éste consiste en un aserto como si en un precepto. Por tanto es muy necesaria la argumentación, cosa que a los científicos o matemáticos les cuesta a veces, pues todo lo miden como si fuese el resultado de una operación, y es necesario la explicación de los motivos que dieron lugar a la base del establecimiento de nuestras premisas. Se trata de principios universales de validez porque sus pretensiones de validez son efectivas para todos los componentes de un discurso a los que les afecta dicha pretensión y porque todos ellos acepten dichas premisas, su veracidad,, la corrección lógica del proceso y la inteligiblidad de sentido, así como una correción moral, de dirigirse hacia un fin moral de consenso.

usos culturales de la más elemental cortesía

Desgraciadamente nuestras culturas están habituadas a destruir todo lo concerniente a la vida en sus conquistas. Una forma de salir de esta atmósfera cultural consiste ciertamente en educar de forma distinta, respetar esos usos culturales que a menudo responden a la más elemental cortesía no perjudicaría a la economía de la sexualidad masculina.

el género gramatical debe entrar en el léxico

No creo que la solución sea tampoco “neutralizar” la sociedad ni el género gramatical, lo que supone abolir la diferencia entre las subjetividades sexuadas y excluir poco a poco la sexualidad de la cutura. La connotación positiva del masculino viene desde el momento en que los hombres se apropiaron del poder de lo divino, el hombre se convierte en dios y se da un padre y una lengua, el logos, y esto se convertirá en la verdad totalizadora. Sois vosotros quienes teneis que demostrar que sois padres, que sois más potentes que las mujeres-madres, que sois capaces de engendrar el marco de la cultura. Y para no ser traicionados en ese poder todo lo que tiene valor está relacionado con un imaginario cultural de su genero gramatical. Como vemos, tenemos razón, pero en todos nosotros está el poder de cambiar esta economía de poder y por supuesto convertirlo no en algo neutral, sino que el género femenino y masculino debe entrar en el léxico y demostrar su valor relativo, su pertenencia a una sintáxis.

Abolir el género gramatical sería una considerable vuelta atrás, lo que es urgente es restituir a hombres y mujeres iguales derechos subjetivos, donde iguales quiere decir diferentes pero con igual valor o equivalentes en los sistemas de intercambio.

el mundo afectivo entre mujeres

Viendo una pelí­cula de Almodóvar, "Tacones lejanos", ésta es una de las primeras que el director hace en que vierte algo de la relación de amor y odio tan fuerte que existe entre madres e hijas. Sin embargo este mundo afectivo entre mujeres está muy mal entendido. En cambio cuando se trata de la relación entre padre e hijo todo está representado y protegido por el poder institucional y existe un amor más noble y una serie de lazos culturales y de parentesco que definen lo que se llama la genealogí­a patriarcal. Estos lazos amorosos entre el padre y el hijo están autorreferenciados a través de la cultura humana, tienen un gran valor, aunque no están exentos de conflictos dentro de ellos pero existen medios pací­ficos de arreglo y solución. Todo esto es de lo que está falta la mujer de crear, ella cree en su independencia pero no tiene un poder afectivo que la defina consigo misma y con relación a la madre está negada, tendrán que pasar generaciones. Lo que digo puede parecer exagerado pero alguien debe tomar conciencia.

representación subjetiva y de la autoafección

Mucho de lo que hay no es una identidad nuestra querida sino la que es querida por otros, por los sistemas de intercambios, y en tanto somos en esencia equivalentes y humanos, tampoco hay que buscar una diferencia en todo. Pero en estas referencias, en torno a la representación subjetiva y de la autoafección sí creo que debemos avanzar si queremos terminar con el maltrato, y hay lagunas pendientes. Hoy se vende a través de la imagen también el lenguaje y todo, y no es cosa secundaria. Son medios de producción como pueden ser otros. Por tanto hay que tratar con ellos.

Hablo de la representación del cuerpo propio y de los afectos humanos. Tema del que poco he sacado en positivo. Y que siempre permanece inculto. Y que lo resolvemos casi por omisión siempre. Es decir como si no existiera, para ellos no tiene valor o si lo tiene es secundario. No quiero personalizar en nadie. Para ellos solo tendría valor en tanto afecta a la genealogía masculina, al problema que hablaba al principio de generación y de valor institucional y social. Aquí es donde está el verdadero conflicto afectivo en el hombre. Y la mujer no ha sabido entrar de lleno aquí, antes lo hacía por el matrimonio y ahora que se han liberalizado las relaciones ella queda como algo que tiene un valor secundario. Sólo en las relaciones entre madres e hijas se podría encontrar un valor de autorreferencia para ella misma. A veces parece ingenuo pero es realista, en realidad esto es lo que dice Virginia Woolf en "Un cuarto propio", la mujer debe empezar por aspirar a su independencia económica y también debe tener un cuarto propio.

permanecer en un perpetuo acto inculto

Lo que no podemos esperar desde la pasividad es que las cosas evolucionen. Más aún esta realidad que está lejos de la vida, arrancada de sus raíces corporales, de su relación con la vida, se convierte en algo mortífero, como ya diagnosticó Freud al hablar del privilegio cultural de la pulsión de muerte. Sólo expresa denegación, y permanece en un perpetuo paso al acto inculto, en un artificio, no constituye un verdadero estatuto cultural humano. Así es como concebimos la relaciones humanas, en un perpetuo acto inculto.

Tal vez lo que le molesta a un posible interlocutor es el mundo de los hombres, y no el de las mujeres, por eso, esa rivalidad. Tal vez ya no sea posible que vuelvan a existir los modelos que tuvimos de referencia cuando niños, ese modelo protector de la familia y al mismo tiempo eficiente en su trabajo y en la sociedad. A lo mejor esa antigua seguridad hemos tenido que cambiarla por la seguridad personal, por el individualismo con que nos protegemos de los demás. Tal vez en eso sí­ hemos ganado, pero ya no es lo mismo. Quizá hemos ganado en autonomí­a, esa seguridad la hemos llevado al terreno personal, pero no logramos comunicarla a los demás. Se nos va de las manos. Es cierto que si se crea una rivalidad entre géneros opuestos, eso quiere decir que se está más cómodo ahí,­ que entre géneros iguales. Porque lo cierto es que una persona puede tener un modelo femenino más fuerte quizá en su infancia, porque era quien le ofrecí­a el modelo que tení­a mayor valor social en este caso. Son casos especí­ficos en que la mujer es la que pone el modelo social en el hombre. Después el hombre lo desarrolla de acuerdo con ese planteamiento interiorizado pero se da cuenta que la realidad le ofrece otros modelos, que no se repiten del mismo modo igual y con estos otros puede crear una idealización subjetiva o una aspiración futura mientras, que con el otro se defiende porque le da una seguridad ya sabida.

Fedra, la mujer amante

Entre todas las mujeres que han amado se podría poner el modelo del amor de "Fedra" -de la tragedia clásica-, porque ni ella puede amar al objeto de su amor (su hijo político Hipólito), ni a la vez puede dejar que otra persona lo ame, se crea una posesión celosa y son los celos al final y no la reputación de él lo que termina desencadenando toda la tragedia. Porque en el amor desde que hay posesión hasta que uno se libera de su persecución hay todo un camino de aprendizaje y hemos de pasar por él si queremos reconocerlo de verdad; otra cosa es que estén los caminos rápidos que nos venden ahora, los atajos y la vía hedonista donde el amor evidentemente no dura nada. O los caminos nihilistas... El amor de madre siempre se puede poner como ejemplo universal, en todo caso. Pero el ejemplo que encarna Fedra es la perversión de este amor por la obsesión celosa. En el elemento masculino este amor tiene como prototipo a Otelo, el drama shakespeariano.

las diferencias biológicas y genéticas

Acerca de las diferencias biológicas o genéticas se puede concluir, con los modernos estudios de neurociencia, que los sexos se diferencian de múltiples maneras: por su carga genética, por las gónadas y características sexuales secundarias, por sus hormonas y también por su estructura y funciones cerebrales. Hoy se sabe que los estrógenos no sólo regulan las estructuras cerebrales que están en relación con la síntesis de hormonas sexuales sino que tienen una influencia sobre funciones cognoscitivas como el aprendizaje y la memoria así como sobre estrategias de comportamiento y solución de problemas. Y esto se aplica tanto al hombre como a la mujer ya que la testosterona se convierte en el cerebro en estrógeno y el cerebro es el que determina también la conducta. Sobre el importante papel que juegan las hormonas en la determinación temprana del sexo, se sabe que el cerebro del hombre termina de madurar en la adolescencia, al menos las regiones filogenéticamente más modernas y es de esperar que durante todo ese tiempo las influencias medioambientales, entre las que se cuentan las hormonales tengan una enorme importancia.

Por tanto atendidas las diferencias que pudieran haber en cuanto a percepción visuoespacial, lenguaje, percepción, juicio emocional, y que existen con cierto margen de error apreciadas con resonancia magnetica este margen de diferencia no es tan grande y evidentemente ambos generos compartimos todas esas cualidades, y es más lo que tenemos en común, tan sólo es mucho mayor en el caso como tú dices de la produccion de testosterona pero esto sólo afecta practicamente a la edad de la adolescencia y despues se regula el comportamiento habitual así como el efecto de los estrógenos también depende de la testosterona que se encuentra en el cerebro y se convierte en ellos. En fin que hemos de decir que la educación y el entorno medio ambiental, dado que el cerebro se construye filogenéticamente en el crecimiento infantil y de la adolescencia, y este es también decisivo e influyente.

una práctica culta de la sexualidad

Curar está bien, pero prevenir es mejor. Saber estar en silencio, tranquilos, hablar suavemente, abstenerse de juegos ruidosos y violentos, estar atentos a los demás, practicar la humildad y la paciencia. Una práctica culta de la sexualidad debería hoy distinguirse de la utilización de armas, de la chulería ruidosa, de la costumbre de hablar alto, de la pretensión de llevar siempre la razón, de la utilización de una teoría como arma de guerra, etc.

la definición y el uso sexista del cuerpo

Las mujeres gozan ahora de ciertos derechos que antes no tenían en cuanto a adquisición y disposición de bienes. Pero este progreso es insuficiente y frágil, sólo podrá estabilizarse si va acompañado del derecho a la vida, derecho siempre sexuado. La afirmación de que hombres y mujeres están ahora igualados o en vías de estarlo se ha convertido practicamente en nuevo opio popular, hombres y mujeres no son iguales y orientar el progreso en ese sentido me parece problemático e ilusorio. Así en el plano del trabajo un empresario se apresurará a decir que no quiere mano de obra femenina porque es inestable o en todo caso aceptará contratar mujeres a condición de pagarles menos sin reconocer que a menudo constituyen la mejor mano de obra por su seriedad especialmente a partir de una cierta edad. Y lo que pasa es que las mujeres en vez de hacerse mujeres se hacen hombres. Es lo que exige el mundo masculino a falta del reconocimiento de la identidad femenina. Se afirma que las mujeres han alcanzado a los hombres en el disfrute de sus derechos civiles. ¿Quién piensa en el hecho de que no posean identidad en la vida pública? Su identidad está definida únicamente en relación con la familia. Y esto no le quita el derecho a la libertad, a la identidad y al espíritu. El género humano debiera pensar en sus dos polos de identidad e integrar en la cultura la riqueza de sus bienes relacionados con la vida. La vida vale mucho más que todos los objetos, propiedades o riquezas que podamos imaginar.

El tema de nuestra representación en igualdad, de ejercer nuestro derecho a la expresión, una expresión que debe denunciar a mi entender el abuso del cuerpo femenino con fines publicitarios y pornográficos, la discriminación en la definición y el uso sexista del cuerpo, de las imágenes y de lenguaje, las violaciones, secuestros, muertes y explotación de niños, parece que es necesario recordarlo, y es el fruto de un esfuerzo femenino -y no masculino- el tratar de encontrar una fórmula jurídica para definir la vida de las mujeres como ciudadanas

cultivar la sexualidad

Cultivar la sexualidad no consiste en procrear un hijo (más), sino en transformar la energía sexual para hacer fecunda y agradable la convivencia con los demás. La sociedad no debería exigir inhibir sus deseos sexuales, anularlos o anegarlos, mantenerlos en la infancia o en la animalidad, sino integrarlos en una subjetividad individual y colectiva capaz de respetarse, a las personas de su sexo y a las del sexo otro, al conjunto del pueblo, de los pueblos. ¡Aún estamos muy lejos! Apelar a la enfermedad para resolver nuestros problemas, destruir toda subjetividad como se rompe un juguete o una cultura por despecho o impotencia responde a gestos sexuales ingenuos y poco responsables. Sé que resulta difícil imaginar hasta qué punto los comportamientos que ocupan la mayor parte de las declaraciones políticas, que regulan las actitudes llamadas cívicas, que malgastan enormes capitales, que contaminan nuestro medio por razones de seguridad militar, que amenazan en este momento nuestras vidas y nuestra salud física y moral, sean curiosos juegos sexuales entre hombres.

Por desgracia, forman nuestro horizonte desde hace siglos. Desgraciadamente también nuestras culturas están habituadas a destruir todo lo concerniente a la vida en sus conquistas. Es curioso cómo este tipo de economía recuerda a la descrita por Freud como economía sexual masculina: tensión, descarga y vuelta a la homoestasia. Es el tipo de economía que dicta la ley en todo lugar, en todo tiempo, la que directa o indirectamente nos enferma, incluso a través de la ciencia médica. Una forma de salir de esta atmósfera cultural relacionada con una sexualidad considerada única y masculina (¡neutra, en el mejor de los casos!) consiste ciertamente en educar de forma distinta a los muchachos para modificar así el comportamiento social de los hombres. La medida me parece tanto más necesaria cuanto que la denuncia constante de la guerra, por ejemplo, va unida a la proliferación de juegos y juguetes bélicos, de imágenes y de comportamientos civiles agresivos, que no contribuyen a la transparencia o a la paz espirtuales, ni en los niños ni en los adultos.

¿será cuestión de tener paciencia?

La cultura nos ha enseñado a consumir el cuerpo de la madre -natural o espiritual- sin sentirnos deudores y, en lo concerniente al mundo de los hombres a omitir la apropiación de su nombre. En realidad estamos asistiendo a una modificación del uso de la lengua por parte de ciertos filósofos que están volviendo al origen de su cultura. Este gesto va unido al recurso a un estilo próximo al de la tragedia, al de la poesía, de los diálogos platónicos, de la expresión de los mitos, parábolas o actos religiosos, es una vuelta hacia el momento en que la identidad masculina se constituye como patriarcal. Así Nietzsche, Heidegger (y antes Hegel) cuestionan sus fundamentos griegos y religiosos, y Derrida, su relación con los textos del antiguo testamento. "¿Será cuestión de paciencia? ¿Tenemos el deber de ser pacientes ante las decisiones que se toman en nuestro lugar? Se trata, en mi opinión, de preguntarnos sobre la manera de dar identidad al discurso científico, religioso, político y de situarnos dentro de él como sujetos de pleno derecho. Nuestra identidad tiene que ver con las relaciones genealógicas, con el orden social, lingüístico y cultural. ¿Buscan los hombres el medio de despojarse de sus propios poderes? Es deseable. Tal voluntad implicaría una invitación para que las mujeres compartieran la definición de la verdad y la ejercieran junto con ellos.

aprender a ser libres

Hay algún neófito de "feministo" y desde una cortés distancia hacia la representación del otro género, y siendo lo importante que somos personas e individuos humanos en igual dignidad pues veo con simpatía que quieran entender algo más de una causa, que como decía no tiene otra causa que la razón. El caso particular tristemente que se describe en las mujeres que son maltratadas es muy común porque se crea una dependencia adictiva o emocional con la víctima, se introyecta la humillación en el sujeto y nos creemos que pertenecemos a la otra persona. Aprender por tanto a ser libres sería algo que deberíamos aprender todos y no tenemos que herir a nadie, pero es algo que se aprende con el tiempo y lamentablemente esto no se enseña en las universidades. El hecho de que alguien se sienta interesado por una forma de lucha por las mujeres no lo veo con desagrado sino con agradecimiento, hoy día queda mucho que aprender sobre todo desde el código afectivo de las relaciones entre hombres y mujeres. En los jóvenes hay una edad entre los 20 y los 30 en que son muy fuertes pero a partir de ahí tanto en el hombre como en la mujer empezamos a caer en errores, si antes no hemos sabido hacer las cosas bien, es muy importante en esa etapa de fortaleza luchar por sentirnos independientes y sacar nuestros mejores ideales, para después no tener que arrepentirnos.

naturaleza y cultura

La ecuación según la cual “el hombre es a la mujer lo que la cultura es a la naturaleza” -además de insostenible por infundada- es sumamente peligrosa pues la dicotomía cultura-naturaleza sustenta sobre sí, por encabalgamiento, otras muchas parejas dicotómicas, desde el par “razón”-”sentimiento” al par “público”-”privado”, por citar sólo dos que se dan cita en Rousseau. De la falta de fundamento de aquella ecuación no hay mucho que decir salvo que la supuesta condición natural de la mujer tiene bastante poco de “natural”: “La asociación conceptual de la mujer con la naturaleza -concepto nunca dado, claro está por la propia naturaleza, sino siempre social e ideológicamente construido desde las definiciones que la cultura se da a sí misma- no aparece creemos como algo que se pueda derivar sin más de su proximidad a la vida por ser dadora de la misma... Pensemos que la recurrencia en la adjudicación de los lugares en las contraposiciones categoriales responde a la generalizada situación de marginación y de opresión -cuando no de explotación- en que se encuentra la mujer, opresión desde la que se define -pues en ellos consiste la operación ideológica fundamental de la racionalización y legitimación- como aquello que requiere ser controlado, domesticado y superado”. Este texto es de Celia Amorós.

De hecho añade Celia Amorós con justificada ferocidad las instrucciones ofrecidas en el "Emilio" para la educación de las niñas en su alusión a Rousseau -”Las niñas deben ser activas y diligentes, pero eso no es todo; desde muy temprano han de saber contenerse”. “Deben someterse al decoro durante toda su vida, que es el freno más severo y más constante”, “Demasiada indulgencia las corrompe y pervierte con la disipación, la vanidad y la inconstancia, que son los vicios a los que son más propensas”- parecen extraídas del “Manual del perfecto domador”. Para poner otro ejemplo, caro a Celia Amorós, pensemos en la interpretación hegeliana del personaje de Antígona. Con la distinción entre naturaleza y cultura se engarzan para Hegel otras varias distinciones de su cosecha, como las existentes entre el ser-en-sí y el ser-para-sí, la inmediatez y la mediación o lo genérico y lo individual. Merecerá la pena que nos detengamos por un instante en el último eslabón. La dicotomía “género”-”individuo” cumple un papel fundamental por su articulación orgánica con la de naturaleza y cultura. Siendo naturaleza en última instancia, la mujer no accede al estatuto de la individualidad, estatuto cultural por excelencia, que Hegel reserva al ser-para-sí o “autoconciencia” capaz de despegar de la inmediatez. Por el contrario, eso es lo que no puede hacer “la esencia de lo femenino”, compacta en un bloque de características genéricas en que cada uno de sus ejemplares individuales es irrelevante en tanto que tal, por lo que -en cuanto puro “género”- tampoco le será dado orientarse hacia el otro como individuo.

Como comenta Celia Amorós en su "Crítica de la Razón patriarcal" a propósito de este célebre pasaje de la Fenomenología del Espíritu, perla misógina donde las haya: “Para la mujer, dirá Hegel, en la morada de la eticidad no se trata de este marido o este hijo, sino de un marido o de los hijos en general... Aquí se encontraría para Hegel la justificación del doble código moral según se aplique al hombre o a la mujer”. Pues mientras la mujer ha de permanecer ajena a la singularidad de la apetencia, el hombre tendrá derecho a ella, esto es, su “individualidad” se constituye en fundamento de “la cana al aire” masculina. En su condición de género, en cambio, a la mujer “debieran” serle indiferentes un individuo u otro, de donde se desprendería la intolerabilidad de su adulterio que sería “un atentado contra el realismo de los universales”. Nos tropezamos con la cuestión del “nominalismo” que para Celia Amorós vendría a representar el polo opuesto de cualquier reificación de la esencia de lo femenino. Pero no todo feminismo se encuentra reluctante a hablar de dicha “esencia”, esto es de la feminidad.

el mismo mal se devaluaría

El mismo mal -en el supuesto de que nosotras tuviésemos también derecho al mal y se nos igualase "por abajo"- se devaluaría cuando pudiesen practicarlo “todos por igual”. O dicho de otra manera cuando se pueda tener acceso a un privilegio “en condiciones de igualdad”, el privilegio habrá dejado de ser un “privilegio”. Lo que invita a meditar sobre si la igualdad “genérica” no será a la postre un objetivo tan inane como lo sería la “genérica” desigualdad o diferencia. Nos igualaríamos en la competitividad en la rapacidad, en todo lo malo que pudiera haber en el otro género.

la falacia de la generalización

Se cometería una falacia de generalización o post-hoc, en tanto mi premisa o base para el juicio no esté legitimada racionalmente por un principio o por una ley universal, de acuerdo con un código ético moral. Pero otra cosa es la afirmación de la realidad racional contrafáctica, por la que puedo cambiar las reglas del lenguaje y esa realidad, y por tanto poder oponer una objeción a esas leyes de generalización. Todo esto desde una ley científico-causal cuesta verlo porque tiene que apreciarse con otros elementos como el consenso, o con la realidad racional contrafáctica y pragmática. Y con lo que también Wittgenstein diferenciaba con el nombre de argumentos de validez y argumentos de poder. O la distinción entre un consenso fáctico o “convención” y un “consenso racional” o contrafáctico.

las hijas que somos nosotras


Volver a aprender el respeto a la vida y a los alimentos, esto ayuda a cultivar la relación entre madre e hija. Y significa reencontrar el respeto a la madre y a la naturaleza. Con frecuencia olvidamos que las deudas no se pagan sólo con dinero y que no todos los alimentos pueden comprarse. Este punto, que concierne también, como es evidente, a los hijos varones, es imprescindibe para las mujeres si quieren redescubrir su identidad.

Es conveniente colocar hermosas imágenes (no publicitarias) de la pareja madre-hija en todas las casas y lugares púbicos. Resulta patógeno para las hijas encontrarse siempre ante representaciones madre-hijo, especialmente en la dimensión religiosa. Propongo, por ejemplo, a todas las mujeres de tradición cristiana que coloquen en las habitaciones comunes de sus casas, en las de sus hijas y las de ellas mismas una imagen que represente a María y a su madre Ana. Existen en esculturas y pinturas fáciles de reproducir. Les aconsejo también exponer fotografías en las que figuren al lado de su(s) hija(s), e incluso de sus madres: madre, padre e hija. Estas representaciones tienen como meta dar a las hijas una figuración valoradora de su genealogía, condición indispensable para constituir su identidad.

Las madres pueden suscitar ocasiones de emplear con su(s) hija(s) el plural femenino. Pueden también inventar palabras y frases para designar las realidades que experimentan e intercambian, pero para las que no poseen un lenguaje.

Madres e hijas pueden descubrir o fabricar objetos intercambiables entre ellas para definirse como un yo -nosotras- y un tú femeninos. Digo “intercambiables” porque los objetos que se pueden compartir, fraccionar, consumir en común pueden prolongar la fusión. Los únicos asuntos que habitualmente intercambian las mujeres son los referidos a los niños, a la comida, y, a veces, a su arreglo personal o a sus aventuras sexuales. Pero ésos no son objetos intercambiables. Y para bien hablar de los otros y de sí mismas, es útil poderse comunicar a propósito de las realidades del mundo, poder intercambiar alguna cosa.

Sería útil que las madres enseñaran muy pronto a las hijas el respeto a la diferencia no jerárquica de los sexos: él es él; ella es ella. El y ella no se reducen a ser funciones complementarias, sino que corresponden a identidades distitnas. Mujeres y hombres, madres y padres, hijas e hijos, poseen formas y cualidades diferentes. No pueden ser identificados sólo por sus acciones y sus roles.

Para establecer o prolongar las relaciones consigo misma y con el otro es indispensable disponer de un espacio. A menudo, las mujeres quedan reducidas a los espacios internos de su matriz o de su sexo, en la medida en que estos son útiles para la procreación y el deseo de los hombres. Es importante que dispongan de un espacio exterior propio que les permita moverse de dentro afuera de ellas mismas, de experimentar su condición de sujetos libres y autónomos. ¿Cómo conceder una oportunidad a la creación de este espacio entre madres e hijas?

Veamos algunas propuestas: Sustituir, siempre que sea posible, las magnitudes artificiales por las magnitudes humanas. Evitar alejarse de los espacios naturales, cósmicos. Jugar con los fenómenos que produce el espejo y los de simetría y asimetría (especialmente derecha-izquierda) para reducir la proyección y la anulación en el otro, y los fenómenos de indiferenciación con el otro, ya sea la madre, el padre, la futura pareja amorosa, etc. Aprender a no moverse siempre en el mismo sentido, lo que no significa dispersión, sino un saber circular de dentro afuera y de fuera adentro de una misma. Interponer entre la madre y la hija pequeños objetos realizados a mano para compensar las pérdidas de identidad espacial, las fracturas del territorio personal. No contentarse con describir, reproducir o repetir lo ya existente; saber inventar o imaginar lo que aún no ha tenido lugar. En los intercambios verbales, crear frases en las que el yo-mujer hable al tú-mujer, especialmente de ella misma o de una tercera mujer. Esta clase de lenguaje, prácticamente inexistente, contrae enormemente el espacio de la libertad subjetiva de las mujeres. Podemos empezar a crearlo sirviéndonos de la lengua habitual. Madres e hijas pueden practicarlo bajo la forma de juegos afectivos y didácticos. Esto significa concretamente que la madre-mujer se dirige a la hija-mujer, que utiliza las formas gramaticales del femenino, que habla de cosas que les conciernen, que habla de ella misma e invita a su hija a hacerlo, que evoca su genealogía, en especial la relación con su madre, que habla de ella misma, que habla a su hija de las mujeres que tienen una dimensión pública en la actualidad y de aquellas que la tuvieron en la Historia o en la mitología, que pide a su hija que le hable de sus amigas, etc. Cuando las hijas comienzan a frecuentar el colegio aprenden el discurso del él/ellos o del entre-él/ellos. En cuanto a las escuelas mixtas, aunque presentan ciertas ventajas, desde este punto de vista serán poco favorables al desarrollo de la identidad de las niñas mientras los códigos lingüísticos -gramatical, semántico y lexicológico- no evolucionen.

Sólo la madre está actualmente en condiciones de preocuparse de dar a su hija, a sus hijas, una identidad como tales. Las hijas que somos nosotras, más conscientes de aquellas cuestiones que conciernen a las necesidades de nuestra liberación, podemos también educar a nuestras madres y educarnos entre nosotras. Todo ello me parece indispensable para los cambios sociales y culturales que estamos necesitando.

madres e hijas

Las dificultades de las mujeres para lograr que se reconozcan sus derechos sociales y políticos se basan en esta relación entre biología y cultura, sobre la que nunca se ha pensado lo suficiente. Rechazar hoy en día toda explicación de tipo biológico -porque la biología, paradójicamente, haya servido para explotar a las mujeres- es negar la clave interpretativa de la explotación misma. Ello significa también mantenerse en la ingenuidad cultural que se remonta al establecimiento del reino de los dioses-hombres: sólo lo que se manifiesta con formas de hombre es hijo divino del padre, sólo lo que presenta un parecido inmediato con el padre es legitimable como hijo portador de valor. Los deformes y los atípicos se ocultan con vergüenza. Las propias mujeres deben habitar la noche y la casa, entre velos y despojadas de su identidad por no ser una manifestación de las formas correspondientes a los cromosomas sexuados masculinos. Así pues para obtener un estatuto subjetivo equivalente al de los hombres, las mujeres deben hacer que se reconozca su diferencia. Deben afirmarse como sujetos portadores de valor, hijas de madre y de padre, respetuosas del otro en ellas y exigiendo de la sociedad idéntico respeto. Pero todo el marco de su identidad está por construir, o reconstruir. Me gustaría indicar aquí algunos sencillos ejemplos para fomentar las relaciones de identidad entre madres e hijas, el espacio menos cultivado de nuestras sociedades. Así es, ya que se encuentra doblemente excluido de las culturas patriarcales, pues la mujer es rechazada como mujer-sujeto, y la hija no recibe un reconocimiento paritario como hija-sujeto. Los valores dominantes en nuestras culturas son los que manifiestan visiblemente su pertenencia al género masculino. ¿Cómo salir de este engranaje endiabladamente riguroso del orden patriarcal falocrático? ¿Cómo dar a las hijas la posibilidad de un espíritu y un alma? Eso puede realizarse gracias a la existencia de relaciones subjetivas entre madres e hijas.

el modelo pavloviano/darwiniano

Según parece en líneas generales nos encontramos sometidos a dos modelos de comportamiento: el modelo darwiniano y el modelo pavloviano. 1) En lo que concierne a la vida estaríamos siempre en lucha con el medio exterior, por una parte, y con el resto de los seres vivientes, por otra. 2) En el plano de la cultura nos educaríamos (conscientemente o no) por el aprendizaje de la repetición, por la adaptación a los esquemas sociales, por la educación en un hacer como, en un ser como, sin descubrimientos ni innovaciones decisivas.

¿Podemos salir de estas dos grandes estrategias y sus variantes? ¿Podemos liberarnos del combate competitivo en el plano de la vida, de la repetición casi fatal en el plano de la cultura y del encuentro de ambos en la organización o desorganización sociales? Sólo me quedaría ser fiel a los reflejos o actuar casi por instinto. La ley del reflejo condicionado obedece al ras del alma, sólo puedo reaccionar así: o ser una loca o una poeta.

ser mujer equivale a no ser hombre

En efecto fue en el origen sencillamente algo distinto del otro, el género femenino ha quedado practicamente asimilado hoy a un no masculino. Es decir, definimos a la mujer en su defecto del otro. No por su propia definición. Es lo que con toda tranquilidad enuncia el psicoanálisis, en su teoría y en su práctica de la envidia del pene o del falo. Pero tal realidad corresponde únicamente a una época de la cultura y a un estado de la lengua. En tal caso, la liberación de las mujeres no pasa por “convertirse en hombres” o en envidiar objetos o partes del hombre, sino por que los sujetos mujeres den un nuevo valor a la expresión de su sexo y de su género. Lo que es completamente distinto.

La liberación por la simple igualdad en la posesión de bienes o por el acceso a una subjetividad del mismo valor para los dos sexos es un malentendido que actualmente sostienen varias teorías y prácticas sociales: una de ellas es el psicoanálisis y otra, en cierta medida, el marxismo. Sus discursos han sido elaborados por hombres y redactados en lengua alemana. Hoy gozan de un éxito relativo entre las mujeres de los países que hablan alemán porque la marca del género se expresa en las relaciones sujeto-objeto. Así ciertas mujeres alemanas, inglesas o americanas pueden, por ejemplo, reivindicar la igualdad en la posesión de bienes y marcarlos con su género. Una vez realizada esta operación, abandonan eventualmente su derecho a la marca del género en el plano del sujeto, y critican el establecimiento de una relación consciente entre el cuerpo sexuado y el lenguaje tachándolo de planteamiento “sustancialista”, “ontologista”, “idealista”, etc. Todo ello nace de una mala comprensión de las relaciones entre los cuerpos individuales, el cuerpo social y la economía lingüística y esta incomprensión alimenta muchos malentendidos en el mundo dicho de la liberación femenina.

Para muchas feministas anglosajonas -y más generalmente, para las de lengua alemana- basta con obtener un puesto en la universidad o con haber escrito un libro para sentirse liberadas. Se trata de puesto “suya” y de libro “suya”, y este apropiarse en la posesión parece satisfacerlas. A mi modo de ver hay que ser un “sujeto” femenino libre. En un caso, la liberación femenina pone el acento sobre la igualdad de derechos relativos a la posesión de bienes: la diferencia entre hombres y mujeres se sitúa en la naturaleza, cantidad y, a veces, cualidad de los bienes conquistados, poseídos. En el otro caso, la liberación sexual exige el acceso a un estatuto subjetivo, individual y colectivo, valorable por su condición de mujer. El acento recae en la diferencia de derechos entre sujetos masculinos y sujetos femeninos.

los condicionamientos psicosociales y la naturaleza

Aunque sin negar que los condicionamientos psicosociales hayan podido tener una influencia en costumbres y comportamientos característicos de un sexo al final nos encontraremos siempre con la diferenciación sexual que la naturaleza desarrolló en algún momento de la evolución seguramente por determinadas ventajas y ese dimorfismo sexual afecta al cuerpo, al aspecto físico pero también al mental y al cerebro. Pero tenemos que ser cautos porque asumir que las diferencias de sexo sean sólo debidas a la biología esto sería cometer el error opuesto al que se vio en los años sesenta cuando era frecuente asumir que todas las diferencias de sexo reflejaban la socialización. Nadie puede negar la importancia que tiene el entorno sobre los comportamientos y su evolución, los genes no sólo necesitan del entorno apropiado para expresarse sino que además ellos mismos son frutos de la interacción del organismo con su entorno a lo largo de la evolución. Es cierto de que nos acercamos cada vez más a ese ideal de la igualdad y a la comprensión de la diferencia con iguales cargas de valor, es decir, comprender la diferencia entraña advertir las ventajas y el carácter complementario de los comportamientos a través de la evolución y el respeto de esta diferencia es lo que igualaría la carga de valor y de sentido entre la diferencia sexuada, hablamos por ello entre las mujeres de la igualdad de la diferencia.

los sexos se diferencian

Los sexos se diferencian de múltiples maneras: por su carga genética, por las gónadas y características sexuales secundarias, por sus hormonas y también por su estructura y funciones cerebrales. “No es de extrañar que existan enfermedades que afecten más a un sexo que a otro, su existencia es como una confirmación del dimorfismo sexual del que venimos hablando”, así se pronuncia Francisco José Rubia, catedrático de la universidad complutense de medicina de Madrid. En el caso del lenguaje en los estudios realizados con modernas técnicas de imagen cerebral mostraron que las mujeres se basan en funciones de ambos hemisferios para ciertos aspectos del lenguaje mientras que en hombres el lenguaje está más lateralizado en el hemisferio izquierdo en la inmensa mayoría de los individuos. Otro tema es el importante papel que juegan las hormonas en la determinación temprana del sexo. El cerebro del hombre termina de madurar en la adolescencia, al menos las regiones filogenéticamente más modernas y es de esperar que durante todo ese tiempo las influencias medioambientales, entre las que se cuentan las hormonales tengan una enorme importancia. Estamos ante dos individuos de diferente sexo con capacidades y cualidades complementarias. Algunas de ellas tienen ventajas sobre otras del sexo opuesto; otras desventajas. De ahí que no se pueda deducir la superioridad de un sexo sobre otro, sino simplemente constatar que son diferentes y como he dicho antes complementarios.

El hecho histórico de la opresión del sexo femenino por el masculino en la historia de la humanidad no debe llevarnos a considerar que el ideal sea la igualdad total entre los sexos. Una cosa es el papel social que cada uno debe jugar y su igualdad ante la ley y otra sacar de ello la conclusión de que deberíamos ser completamente iguales desde el punto de vista biológico. Las mujeres suelen ser más rápidas en la percepción y en la memoria visual. Suelen ser por término medio más sensibles en todos los órganos de los sentidos, excepto en la visión. Se ha podido observar en las mujeres una mayor sensibilidad para los gustos y para los olores, sensibilidad que varía dependiendo de los niveles de hormonas circulantes durante la menstruación y el embarazo.

Dijimos que excepto en la visión las mujeres superaban a los hombres en los demás sentidos excepto en el reconocimiento de caras familiares, en la expresión facial o en el tono de voz que son facutades que dependen probablemente del hemisferio derecho del cerebro y de sus mejores conexiones con el sistema límbico, aquí las mujeres superan a los hombres, quizá porque para las madres es fundamental entender la expresión facial de sus bebés. Aparte de la percepción visuoespacial donde nos superan los chicos en cuanto al lenguaje en individuos normales se pudo constatar que las chicas tenían mayor habilidad verbal que los chicos, las chicas cuando empiezan a hablar lo hacen antes que los chicos, tienen mejor vocabulario, hablan con mayor corrección gramatical y son más fluidas en pruebas que requieren la generación de palabras. Al parecer respecto al lenguaje el hombre tiene las funciones ingüísticas más lateralizadas en el hemisferio izquerdo mientras que las mujeres tienen el lenguaje más biletaralizado. La diferenciación en las capacidades visuoespaciales están desarrolladas en el hemisferio derecho y el sexo masculino y se deben probablemente a su lateralización del lenguaje. La capacidad visuoespacial ocupa regiones del lóbulo témporo-parietal derecho que normalmente están empleadas en el lenguaje en el hemisferio izquierdo, de manera que esta lateralización más pronunciada en el hemisferio izquierdo en el hombre hace que el lóbulo parietal derecho esté plenamente ocupado con las habilidades visuoespaciales, mientras que en la mujer la mayor bilateralización del lenguaje ocupa zonas del hemisferio derecho que se encargan de la capacidad visuoespacial por lo que esta capacidad está disminuida.

En cuanto a las emociones la mayor amplitud de algunas partes del cuerpo calloso y de la comisura anterior en el sexo femenino ha servido para explicar una mayor capacidad de la mujer para juzgar las emociones de los demás, ya que especialmente la comisura anterior une -al parecer- regiones del sistema límbico. Aunque la amígdala tiene como función principal dar significado emocional a los estímulos que le llegan también está implicada en el juicio de las emociones ajenas, lo que explica que se hayan encontrado diferencias en la amígdala de los dos sexos. En otro apartado estudios realizados con técnicas de imagen cerebral demuestran que el hipocampo es más grande en mujeres que en hombres. Los estrógenos pueden alterar la excitabilidad de las células del hipocampo, la formación de sus dendritas y las uniones con receptores o neurotransmisores (adrenalina, serotonina, acetildolina) que están en relación con el aprendizaje y la memoria. Hoy se sabe que los estrógenos no sólo regulan las estructuras cerebrales que están en relación con la síntesis de hormonas sexuales sino que tienen una influencia sobre funciones cognoscitivas como el aprendizaje y la memoria así como sobre estrategias de comportamiento y solución de problemas. Y esto se aplica tanto al hombre como a la mujer ya que la testosterona se convierte en el cerebro en estrógeno y el cerebro es el que determina también la conducta. En cuanto a la agresividad la relación entre agresividad y hormona masculina, testosterona, no es una relación simple. El problema radica en que la testosterona es responsable de la agresividad pero la agresividad aumenta los niveles de testosterona también, luego puede ser tanto causa como efecto. En cualquier caso la testosterona se relaciona con la violencia física y aumenta desde el comienzo al final de la adolescencia y disminuye en la edad adulta. Aunque las glándulas adrenales y los ovarios producen testosterona aumentando su producción durante la adolescencia muestran una diferencia entre los sexos que llega a ser veinte veces más alta en varones que en hembras.

Por tanto, yo creo que aquí es donde está sobre todo la diferencia en la produccion de testosterona, que es superior en el hombre y durante la adolescencia sobre todo. Las demás diferencias pueden concurrir pero no son tan amplias en proporciones relativas. Por eso si queremos lideres jovenes, agresivos, estamos destacando ese aspecto de la diferencia, otra cosa es que deseemos tal vez buscar un liderazgo mas calmado que de mas seguridad, no sé, pero desde luego así es como respondería la estructura cerebral. Todos estos datos están extraídos del libro de Francisco J Rubia: “El sexo del cerebro”.

la forma de autorrepresentación del cuerpo femenino

Es cierto que hemos heredado lastres o bases sedimentadas en la cultura. Sobre todo en la morfología del propio cuerpo de la mujer, ahí es donde creo que debemos insistir ahora, en la forma de autorrepresentación del cuerpo femenino y del afecto en la mujer, pues no cabe duda que se ha abusado en ello, de ahí también las cosas más grave que están sucediendo hoy día en cuanto al abuso y mal trato. Mucho sobre ello también tiene que decir el sistema de intercambio de bienes y objetos entre hombres. Decir que lo femenino se asimila a lo no-masculino, como derivar y decir que el hombre lo es en defecto de no ser mujer, esto creo que serí­a sólo una espiral perversa, a la que no me extrañarí­a que llegáramos.

la dimensión sexuada es una de las más importantes

La dimensión sexuada de la vida o de la diferencia tan sólo queda como reducida a la reproducción. La dimensión sexuada es una de las más indispensables y no sólo para la reproducción, sino para la cultura y la conservación de la vida. Y se trata de saber si nuestras civilizaciones están aún dispuestas a considerar el sexo como una patología, una tara, un residuo de animalidad, porque eso es lo único a lo que se la ha reducido en internet o si, por fin, han llegado a ser lo suficientemente adultas como para concederle su estatuto cultural humano.

Hemos reducido por desconocimiento más que otra cosa y por reducción cultural la diferencia de género a lo sexuado única y exclusivamente en lo que tiene relación con la capacidad de reproducción, o con la denegación de ésta. Para esto es para lo que ha servido utilizar el cuerpo de la mujer en los sistemas de intercambio por el hombre, y es una evidencia la reducción por pasiva que se opera dentro de internet, como mercado del sexo, lo cual me parece una aberración, no el uso o abuso en sí mismo, sino el sistema y el mercado, cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le plazca pero es evidente que se ha desbordado de un modo exagerado, donde volvemos a sentirnos como objeto nuevamente.

Y precisamente está pasando esto por no tener en cuenta un cambio cultural en la evolución del lenguaje y de la sociedad. Una liberación real de la mujer que suponga una definición subjetiva. La liberación sexual no puede llevarse a cabo sin cambios en las leyes lingüísticas relativas a los géneros. La liberación subjetiva requiere un empleo de la lengua no sometido a las reglas que sujetan o anulan (si es que esto es posible sin recurrir a la magia) la diferencia sexual. En el discurso masculino como ya dije la cultura no deja de ser una naturaleza secundaria, arrancada de sus raíces corporales, de su entorno cósmico, de su relación con la vida. Esta relación sólo expresa denegación, y permanece en un perpetuo paso al acto inculto. Por tanto, la dimensión sexuada es una de las más indispensables y no sólo para la reproducción, sino para la cultura y la conservación de la vida.

la estrategia de la no-mezcla, el discurso y la lengua

Las estrategias de la no-mezcla son indispensables para estas cuestiones aunque un mundo no puede dividirse entre hombres y mujeres sin lugares de encuentro. Las mujeres deben aplicarse a cambiar el contenido del discurso en función de las formas y las leyes de la lengua. El discurso de las mujeres designa a los hombres como sujetos. Las mujeres establecen relaciones con el entorno real, pero no lo subjetivizan como suyo. En efecto, las connotaciones de su discurso se expresan sobre todo en los adjetivos, por ejemplo, y no en el predicado actualmente producido. En este sentido cabe interpretar también otros indicios: las elisiones de yo y de ella, todas las estrategias de anulación del femenino como sujeto del discurso, el problema de la transformación negativa, etc.

La matización de que el sexo no es lo mismo que el género es razonable. El género es más amplio, obedece a la diferencia en la vida sexuada y no exclusivamente reducida al sexo como reproducción. Pero es conveniente que las mujeres sean más capaces de situarse a sí mismas como un yo, yo-ella(s), de representarse como sujetos y de hablar con otras mujeres. Esto requiere una evolución subjetiva y un cambio en las reglas de la lengua. El sexo es una importante dimensión cultural, el hombre ha querido dar su género al universo, como dio su nombre a sus hijos, a su mujer o a sus bienes. El peso de esta condición en las relaciones entre los sexos en el mundo, en las cosas, en los objetos, es inmenso. No estoy por tanto de acuerdo contigo cuando quitas importancia a la subjetivización del género femenino, sería un retroceso o una regresión cultural no entender por qué ha sido necesario llegar hasta aquí. Aparte de los bienes en sentido estricto que el hombre se atribuye, ha dado su género a Dios y al sol, pero también enmascarado en el género neutro, a las leyes del cosmos y al orden social o individual.

Decir que el género neutro no tiene importancia en el lenguaje, no debe ser aceptado, sobre todo el lenguaje designado por el género masculino. El discurso y la lengua pueden utilizarse deliberadamente para obtener una mayor madurez cultural, una mayor justicia social. En no considerar la importancia de esta faceta de la cultura reside precisamente lo que da tanto poder al imperio de la técnica como algo neutro, a las regresiones sectarias, a la desintegración social y cultural que experimentamos, a los diversos imperialismos monocráticos, etc.

reconozcamos nuestra identidad

Esto me escribía una vez un amigo: "Alguna precisión o pregunta: Si protestabas por la conexion universo/Dios/hombre. ¿Por qué va a ser buena la relacion planeta/tierra/mujer? ¿La economia es repetitiva? Pues depende... estar en una cadena de montaje desde luego sí puede ser repetitivo. No hay nada menos monótono que la figura del empresario. Se enfrenta todos los días a la incertidumbre, al riesgo. La competencia por la supervivencia. A no saber o tener la certeza de si la inversión va a prosperar o fracasar. Para ello ha de enfrentarse a unas circunstancias no repetitivas. Requiere gran capacidad de reacción y de adaptación... o si no mueres. Me irrita la guerra de sexos. La mujer tenderá a sacar las bondades de su anatomía y el hombre hara la propio con la suya. Siempre existe una finalidad politica de lucha de clases. Y tampoco estoy de acuerdo en reducir a la mujer a su periodo fertil. La vida de un ser humano es mucho más."

Creo que se trata no de esa estrategia de combatir el universo del hombre porque es injusto y porque sus dioses son masculinos cambiándolo por el de la mujer. Siempre se hace una interpretación igual, como una sinécdoque, un "a fortiori" de los argumentos, queriendo cambiar la parte por el todo. Es mejor que aceptemos las limitaciones culturales que tiene la vida tanto del hombre como de la mujer. Y no podemos cambiarlas en dos segundos, algunas de ellas porque están así­ establecidas filogenéticamente, pensemos en la división del trabajo entre cazador-recolector en el momento de la prehistoria. En ese momento de la civilización la estructura del cerebro del hombre y de la mujer se estaban ya creando. Pero no todo es biologí­a, sin duda hay influencia ambiental y social. Y también me gustarí­a señalar la influencia hormonal, si los estrógenos femeninos nos hacen ser más pací­ficas, sin embargo, la testosterona masculina en el cerebro se vuelve estrógeno e influencia también en el hombre; dirí­amos que esta diferencia de la testosterona está sobre todo marcada en la etapa de la adolescencia que es cuando efectivamente la agresividad masculina se encuentra más excitada.

Por tanto no se trata de cambiar un universo por otro, siempre he buscado la complementación; y por eso no niego a la mujer en su expresión cultural, en su forma de evolución y en su identidad subjetiva, identidad que es sexuada. Y que es así­ porque es necesaria para la vida. Me gusta hablar de la mujer precisamente para que seamos más conscientes de ella frente al único mito que se nos impone que tiene que ver con el universo del hombre y su dios. Pero cuidado, cualquier dios ateo del hombre, es igual. Las leyes de organización del trabajo están todaví­a determinadas por los hombres y responden más a valores culturales inconscientes que a los imperativos de la producción.

Los hombres son los creadores y se quieren administradores de la mayor parte de la cultura actual, sin embargo son las mujeres quienes les enseñan en la mayorí­a de los casos, ya que este tipo de trabajo se asimila a una labor materna, adjudicada a mujeres y de hecho mal pagada. Los ejemplos de irracionalidad en el reparto trabajo-salario son numerosos, y sin embargo continúan realizándose. Ello supone una forma enmascarada de violencia dentro de lo que pasa por ser un orden social. Y lo que pasa es que las mujeres en vez de hacerse mujeres se hacen hombres. Es lo que exige el mundo masculino a falta del reconocimiento de la identidad femenina. En este sentido es en el que he querido que reconozcamos nuestra identidad, con un especial sentido del devenir, con una elaboración espiritual nuestra, y lo que es más importante respetando el sentido de la vida sexuada, para el respeto de la vida.

ser madres y mujeres en lo espiritual

La idea de que hemos nacido mujer y de que hemos de devenir en espíritu o alma de este cuerpo y que debo desarrollarlo de acuerdo con un cierto equilibrio cósmico y social es lo que está en el centro de esta idea que quería exponer. A veces una se emociona cuando ve a abuelas porque son el vivo reflejo de la experiencia y de una vida que se ha ido adecuando a ese constante suceder, y agradece ese testimonio sensible que ellas muestran, como mujeres. Una vida no es demasiado tiempo para llevar a cabo esta tarea. Avanzar en edad puede ayudarnos a franquear etapas que nos dejen más libres para velar por la realización de nuestra identidad. Ser madres cuesta mucho y ser mujeres en lo espiritual, todo ello en función de cada una de las etapas de la vida.

la realidad fantasmática y el deseo

Lo que pasa es que las técnicas que hoy se utilizan son diferentes a las prácticas cultas medievales, pero la ritualización está presente. Antiguamente se capturaba el deseo, sobre todo, a partir de la confesión, de una política de confesores, la confesión asegura la casuística y ahí está siempre el sujeto y su deseo. Por eso en la edad media se desarrolló un manual sobre la doctrina de la Penitencia en que se especificaban los castigos, los diferentes grados de delitos y la clasificación de los pecados, de una forma compleja y detallada. Hoy día no es necesario el procedimiento de la confesión para asegurar el rito institucional, pero hay otros procedimientos en que podemos decir, a través de las técnicas de la captura publicitaria, están presentes hoy por una alta restricción del deseo y del sentimiento de culpa, que siguen vigentes pero de otra manera por su constante insatisfacción en la constante producción de deseos.

La “mujer”, en su simbología, en los tratados de la Edad media era conminada a los infiernos, erigiéndola primero en el objeto del deseo, por exteriorización culpable y que había que evitar, de ese modo en el momento de la confesión el sujeto se capturaba. Son técnicas refinadas del lazo institucional que sirven al poder y al sujeto para mantener la creencia de pertenencia entre sí. Volvamos pues a la confesión, a su forma de hacer para descargar el doble fardo al penitente: el goce-de-más del que la doctrina sobre el pecado detestable ha operado la sustracción y el aumento de angustia unida a la acusación del culpable. Por el momento haré mención a la literatura fantasmática que asocia desde las tradiciones más antiguas el poder y las falsificaciones demoníacas con el abuso sexual, tanto de las mujeres como de los hombres.

El tema es inmemorial: “Dios castiga la lubricidad de las mujeres haciendo que engendren monstruos”; del mismo modo se dice “los demonios recogen el semen (doctrina del esperma frío) de los hombres sucios, blandos (alusión a la masturbación) y lúbricos, que se manchan ya sea en sueños, ya sea provocándose ellos mismos”. Si nos atenemos a la literatura canónica que tiene por objeto definir el Derecho en uso, cualquiera de los numerosos tratados cultos pone en evidencia que lo importante y lo inicial para la confesión es el lugar donde se encuentra la represión del goce. Esta materia aparentemente abandonada en la actualidad lo es solamente porque ha sido trasladada a otros mecanismos de expresión latente pero continúa su mecánica a través de las clasificaciones con un alto grado de precisión y perfección lógica sobre la casuística. La mujer, como sujeto, por eso muchas veces no ha podido jugar sin poder salir de esta realidad, de hecho hoy día juega porque puede confesar su goce y al mismo tiempo confiesa su culpa, a través de técnicas mucho más refinadas si cabe. Lo importante es descubrir como el buen orden y el lazo del deseo institucional están presentes aquí en esta misma confesión de la culpa.

la Gorgona

La Gorgona desde aquí quiero hacer honor, tres hermanas monstruosas llamadas Esteno, Euríale y Medusa. De ellas, Medusa era mortal, las otras dos inmortales. Las tres tenían el mismo aspecto espantoso: las serpientes se enroscaban por encima de sus cabezas y alrededor de sus cinturas, poseían alas, garras y unos afilados colmillos. Su mítica existencia está estrechamente vinculada a la del héroe Perseo, hijo de Zeus y Dánae, que dio muerte a Medusa y esta petrificó con su mirada al Monstruo Marino.

¿cómo habitar la tierra sin diosas?

En su texto "L'oubli de Hestia", "el olvido de Hestia", el filósofo francés Jean-Joseph Goux, analiza en iguales términos el recorrido nostálgico de Heidegger en busca de una posibilidad de habitar la tierra en tanto que mortal, sin renunciar a la dimensión "divina" como "realización y como fiesta". Goux explica que el término ser se identifica a menudo con el término habitar en la filosofía de Heidegger y que tal coincidencia aumenta a medida que avanza el pensamiento del filósofo alemán. Para demostrarlo, Jean-Joseph Goux se vale de las raíces indoeuropeas de ambas palabras. Ahora bien, con esas mismas raíces que significan ser y habitar- se relaciona el nombre de Hestia, divinidad femenina encargada de guardar la llama del hogar. Es decir, lo divino se encuentra en la casa, y es la mujer quien lo guarda. Y las madres lo transmiten a las hijas. Cuando una hija se casa, la madre enciende una antorcha en el altar de su hogar y, precediendo a la joven pareja la lleva hasta la nueva casa. De esa manera, es ella quien enciende el primer altar doméstico de su hija. El fuego representa la custodia de la pureza por parte de la mujer. Pureza que no significa virginidad defensiva o pudibunda, como podrían entender nuestros contemporáneos profanos, ni en absoluto representa una alianza con la cultura patriarcal y su definición de la virginidad, como valor de cambio entre los hombres; su sentido es la ?fidelidad? de la mujer a su identidad y a su genealogía femeninas.

Al menos así quiero interpretarlo yo, pero el privilegio del fuego y el carácter tardío de esta divinidad plantean problemas. A no ser que lo interpretemos como una forma de memoria de las tradiciones aborígenes. El respeto de estas cualidades y filiaciones femeninas testimonia el carácter sagrado de la casa. La pérdida de esa concepción de la vivienda terrestre acompaña al olvido de Hestia en beneficio de los dioses masculinos, que la filosofía, a partir de Platón, define como celestes. Dioses extraterrestres que parecen habernos convertidos en extraños a una tierra considerada desde entonces un lugar de exilio. Semejante interpretación de la vida terrestre, la ruptura de la genealogía femenina, la negación de sus dioses, de sus propiedades, no ayudan a una realización dichosa del matrimonio en el sentido más amplio de alianza carnal y espiritual entre hombre y mujer. Por mucha armonía que reine en una pareja, no existe espacio alguno en las relaciones intersubjetivas que no precise de un cambio lingüístico y cultural. Los dramas que esto provoca se ven quizás con mayor claridad en el arte, en la literatura, que en otras formas de representación más reglamentadas por la verdad lógica o el orden social, donde la artificial separación entre vida privada y vida pública mantiene un silencio cómplice sobre los desastres amorosos.

la cultura ha llegado a invertir el sentido de esta economía

Por desgracia la cultura ha llegado a invertir por completo el sentido de esta economía llamémosle matriarcado o propia del "cuerpo femenino", que presenta la particularidad de tolerar el crecimiento del otro dentro de sí, sin enfermedad, rechazo o muerte para uno de los dos organismos. Se ha venerado ciegamente hasta el fetichismo religioso la relación madre-hijo, pero el cuerpo de las mujeres ofrece idénticas posibilidades de vida tanto a los hijos y a las hijas concebidos en él por el encuentro de cromosomas masculinos y femeninos. La cultura del entre-hombres actúa de forma inversa. Se organiza excluyendo de su sociedad la aportación del otro sexo. Donde el cuerpo femenino engendra en el respeto de la diferencia, evidentemente el culto a la relación madre-hijo muestra la tolerancia femenina. Y todo el terreno que la mujer ha ganado en la sociedad se debe a su propia lucha y a su trabajo fundamentalmente y a su tolerancia de que ella también quiera compartirlo. Lo que quiero decir es que vamos avanzando gracias a tolerancias de ambos géneros, también el cuerpo social patriarcal se edifica jerárquicamente excluyendo la diferencia, sobre todo ello se ha demostrado así una vez llegamos a las cúpulas organizativas de todas las empresas o instituciones. Las dificultades de las mujeres para lograr que se reconozcan sus derechos sociales y políticos se basan en esta relación entre biología y cultura, sobre la que nunca se ha pensado lo suficiente.

Rechazar hoy día toda explicación de tipo biológico -porque la biología paradójicamente, haya servido para explotar a las mujeres- es negar la clave interpretativa de la explotación misma. Ello significa también mantenerse en la ingenuidad cultural que se remonta al establecimiento del reino de los dioses-hombres.

la ideología de los derechos humanos

La ideología -en el sentido neutral de sistema de ideas- de los derechos humanos cumple hoy una función análoga a la del cristianismo en la Europa medieval: marca los límites dentro de los cuales puede moverse la reflexión ética y política. El consenso actual en torno a los derechos humanos es, en efecto, un hecho cargado de significación, como lo prueba el que sólo se haya llegado a él en época muy reciente: tras la segunda guerra mundial. Lo que ha pasado en la cristiandad es que la única expresión posible se la ha dado una cierta liturgia burocrática, ciertamente todo lo que ha conllevado al anquilosamiento de la iglesia ha supuesto también un retraso en la ciencia que renacerá más adelante con el Renacimiento y con el Romanticismo, y el siglo pasado con el existencialismo y el simbolismo, que son movimientos claramente ateos o agnósticos.

Y si hiciera falta alguna nueva religión yo propongo la de los "derechos humanos", aunque esto fatalmente tambien limite a la expresión literaria y científica, pero lo que de verdad limitó la limitó, aunque en cierta medida la desarrolló en su dramatización de la escena del poder, es la ceremonia burocrática que adquirió la iglesia en la edad media, los funcionarios de la casta sacerdotal se conviertieron en comentaristas de la ley y algo de eso todavía esta pasando con el nuevo tecnocratismo de nuestra sociedad. O sea que todo parece que conspira negativa o positivamente a favor del ceremonial y el hermetismo de escuela.