jueves, 25 de agosto de 2011

el devenir evolutivo

¿Cómo salir de esta parálisis o de esta anulación subjetiva? ¿Cómo guardar y cultivar esa identidad subjetiva? Nuestra vida responde más a otra economía, a la del devenir, en un dejarse ir evolutivo, más ligada al tiempo del universo, que tiene una complejidad y una multiplicidad en su elaboración espiritual. El olvido de que el tiempo en la vida de la mujer es particularmente irreversible. Y se adapta menos que el del hombre a la economía repetitiva, acumulativa, entrópica, en gran parte no evolutiva, que anula nuestro entorno actual. La mujer es madre en la Tierra, madre que sirve de refugio, pero es madre de la inspiración celeste, madre de la acción vital. Sí, es posible vivir una vida después de la vida ya vivida. Amar o ser amadas eternamente, he ahí nuestra condición. El gesto de confianza que se le ha dado en preservar la vida es suyo.

El devenir es un dejarse ir evolutivo, no es un tiempo puramente repetitivo, sino que está enlazado con lo natural, uno se deja ir, y evoluciona al mismo tiempo, en lo psíquico y cultural, está más relacionado con la vida de la mujer por esto, por esta complejidad que tiene al mismo tiempo que se relaciona con su espiritualidad, es como un árbol cuando crece, tiene más ramas, no necesariamente ha decaído, sino que ahora puede robustecerse y es más fuerte. Es la relación del tiempo con el tiempo del universo. Los humanos poseen, además de una vida vegetativa, una conciencia. Si miráis un árbol, veréis que en un año su forma ha cambiado, y no forzosamente para deteriorarse, sino también para crecer en tamaño, en número de ramas. En los humanos su tamaño, su crecimiento pueden ser igualmente espirituales. Tener un año más significa pues dar un paso más en el camino de nuestro devenir.

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