sábado, 20 de agosto de 2011

las razones de la misoginia

La misoginia clerical se podría constatar en las razones de la demonización que sufrió la mujer en la Edad Media, pero no en absoluto la misoginia en el mundo antiguo en el que adquiere casi la misma predominancia (Platón, Aristóteles). ¿Rechazo de la diferencia? ¿Miedo a lo desconocido?

En el ascetismo helenístico, en el estoicismo y el cinismo puede llamar la atención, cultos que Platón toma de los órficos y los pitagóricos. No obstante, ellos tenían más tolerancia, yo no veo ese profundo odio, y al mismo tiempo con la escuela ellos también aplacaban su sed con su homosexualidad o el culto al maestro, creo yo, de sus alumnos. Hay que explicarlo dentro de un contexto histórico, el ascetismo helenístico como el pesimismo griego fue consecuencia del ambiente que se propagó de miseria tras las guerras del peloponeso y las guerras médicas.

En cuanto a los doctores de la iglesia, en Santo Tomás que coincide con el momento cumbre de las Escolástica, no se puede entender ese odio o ese miedo si no se añade la cuestión del Poder. La teología era un poder, y como poder siempre estaba amenzado. Entre sus formas cultas habían intentado a través de las técnicas de la liturgia, del anatema de la palabra, conseguir un orden de poder; pero ello mismo hizo que las técnicas de persecución se exageraran, se hicierán pérfidas y fueran repetitivas para crear un horro o un miedo. Hasta cierto punto eran técnicas cultas, porque jugaban con la creencia, pero luego se volvieron una psicósis también violenta, y tenían penas inhumanas y degradantes en sus últimas consecuencias. Sin la cuestión del poder no se puede entender por tanto ese odio, todo lo que tiene de conservación, de protección de su propio poder. Hoy que siguen conservando mucho poder, lo es a base de las técnicas modernas, del refinamiento del derecho y además de la institución de su Estado y su burocracia, sin esto, pues no se podría ocultar ese odio. En realidad, ya no se oculta, está desvanecido en el poder institucional.

Lo que no quiere decir que se deba vivir o retirarse a la espiritualidad, que los hombres o mujeres no necesitemos por instantes o por tiempos una retirada del mundo. Pero el propio mundo evolucionó así, precisamente porque se adaptó a una jerarquía, se mezcló con el poder romano y germánico, y las cosas se radicalizaron en ese momento.

Había un motivo político financiero, un motivo económico también sin duda, a la hora de preferir a un clero célibe, a un obispo le resultaba más barato un religioso soltero que otro que estaba casado y tenía hijos. De esta forma la idea del celibato se fue consolidando en la iglesia, que tú sabes que al principio permitía el matrimonio pero luego se prohibió por el motivo de la "impureza", pero también sin duda por este motivo financiero. Justiniano arremetió por eso contra los sacerdotes que tenían hijos que no podrían llegar a obispos y luego también esto lo dispuso para los casados. Y se introduce ya toda esa problemática, por eso te digo que esta cuestión no se puede entender separada del poder, y con todo lo que el poder en sí conlleva. Conmpletamente el anatema. La mujjer se quedó en ese momento anatematizada por el poder, el poder del hombre y el poder religioso. Un gran error, que lo pagamos todos, porque sufriríamos mucho todos esos siglos, sin salir de un oscurantismo, de una falta de visión científica, sino que todo estaba negado e intermediado por sus manos, negadoras de la ciencia y de un sentimiento de igualdad. No obstante, yo pienso que la Escolástica también perfeccionó mucho el poder, y la labor del poder a través de procedimientos cultos, del Derecho canónico que llega hasta nuestros días con el Derecho administrativo. sin duda yo creo que ahí sí hizo una gran labor científca incluso, aunque fuera negadora de una parte de la verdad.


Un amigo me escribe: "Ya decía Platón que la filosofía es una preparación para la muerte. La cultura y la razón son pulsión de muerte. En ese sentido creo que la misoginia viene como un rechazo a la tentación de la ternura y la complacencia amorosa (más en el campo emocional que en el físico) que suele tener la mujer."

-No es de extrañar -le contesto- porque lo físico también es el reflejo de lo emocional, y de la mente. Es un producto de la socialización también el que se crea que nuestra alma no es como la vuestra, que estamos sumidas en el engaño psicológico permanente de nuestros. Pero no es así, sobre todo si te relacionas con mujeres de más de 30 años, la mujer no está permanentemente soñando y es muy realista. Tal vez necesita otra espiritualidad, sí, de eso también hablé al hablar de los ciclos de la vida, que en nosotras tenía otra forma, más con la naturaleza, en vosotros era más repetitivo. Pero realmente tu argumento es muy bueno, y no viene más que a profundizar en el argumento de si las mujeres tenemos alma o no, si tenemos inteligencia o no. En realidad, ese es el primer rechazo. Porque incluso si mostramos inteligencia la mostramos con un fin pseudocientífico o pseudoengañoso. Pero yo creo que hoy día los hombres se han dado cuenta de que hay muchas mujeres aprendiendo sus mismas carreras y que tienen un mayor nivel cultural algunas que ellos. Es todo cuestión de educación. Y por eso tanto si más se me antoja impropio de ti que vengas con este argumento discriminador, aunque posiblemente en ti no sea un producto o una consecuencia sino la mirada de tu propia evolución.


Influye también la constante disponibilidad que un obispo tendría sobre un seglar soltero que está disponible para pensar en las cosas de Dios, mientras que un casado está dividido entre las cosas mundanas y las cosas religiosas. Además influye en la cuestión del celibato una circunstancia biológica, el hecho de que la iglesia está casi siempre regida por hombres mayores, que en la vejez por mucho que en su juventud fueran mundanos ahora son impotentes o están cansados o bien son sádicos y eligen el celibato. Eneas Silvio de Piccolomini convertido en Pío II llegó a decir: "Los años se acortan, la muerte se acerca... Venus me aborrece. Ciertamente también mis fuerzas disminuyen. Mi cabello es gris, mis nervios están resecos, mis huesos están podridos y mi cuerpo plagado de arrugas. Ya no puedo complacer a ninguna mujer, ni ella a mí... La verdad es que Venus me rehuye más que yo a ella". Y en Platón, en la época en que él escribe se entiende es la época de su madurez, de su ancianidad, por lo que de nuevo está influído cada vez más por esta idea del ascetismo.

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