lunes, 15 de agosto de 2011

las leyes que necesitaríamos en este momento

Las leyes que necesitaríamos aquí, en este momento, las que nos conciernen, se aplazan siempre, como si el mundo hubiera tomado partido por el desorden, como si, en este casi total naufragio de nuestras civilizaciones, se tratara únicamente de encontrar una solución para salvar la identidad de unos pocos países, sin atender a la civilización en la que ellos tienen sus raíces. Todo vale para afrontar su verdad. Los hombres están volviendo incluso a los estadios más arcaicos de su cultura, imponiendo públicamente su último totem. En lugar de buscar su evolución cultural, el mundo retrocede sobre unas bases de definición humana mínimas. ¿Sobre qué se va a fundar un grupo social, si ni siquiera nos ponemos de acuerdo en una base humana? No más dioses, ni más lenguas, ni más paisaje cultural familiar. No tenemos estructuras sociales, ni una jurisdicción equitativa de derechos económicos y sociales. Tendríamos que volver a las civilizaciones antiguas matriarcales para comprenderlo, a las Erinnias o las Furias cuando vengaban el derecho de sangre, el matricidio, cuando Athenea Palas perdonó a Orestes el asesinato de su madre, porque Apolo, el principio paterno, se lo ordenó. Ahí empiezan dos culturas diferentes, dos sentimientos profundos arraigados en la tierra madre; pero al menos en aquel mundo había unas leyes, y había un orden matrilineal o patrilineal. Aquí lo que tenemos ahora mismo son tecnobárbaros, como dice Jose Luis Sampedro, y en verdad, no hay leyes que nos unan, ni religión, ni nada. A falta de un orden hay quien busca su identidad más allá de lo humano, y se definen con respecto a una propiedad, la del vecino, a un automóvil, al número de partidos jugados; somos peores que la civilización árabe a años luz, a los que siempre estamos despreciando. Pero nosotros estamos vivos y quién va a pagar el precio correspondiente. La justicia en el derecho a la vida no se puede ejercer sin una cultura capaz de considerar que el género humano está compuesto de hombres y mujeres. Las tendencias hipertécnicas de las ciencias actuales llevan a crear fórmulas cada vez más complejas que corresponden según se cree a una verdad cada vez más verdadera. Por esa razón esta verdad escapa a la reflexión incluso de los propios científicos. La cultura de la vida está toda por elaborar. Es de pura y simple justicia social reequilibrar el poder, volviendo a conceder derechos objetivos y subjetivos, derechos adaptados a nuestros cuerpos. Necesitamos una burocracia humana, si no hay dinero, que se hagan hojas escritas y firmadas, es igual pero esta burocracia o funciona o no funcionará nunca jamás. Y lo que hagan otros, no tenemos que mirar a nadie. Yo creo que aquí se necesita un gobierno. En mi vida he visto tanto indocumentado, ¿de qué os sirvió estudiar la carrera de Derecho?

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