jueves, 25 de agosto de 2011

el lenguaje como comunicación

Existe una doble posición: la del "relativista" para el que el lenguaje determinaría lo real y la del "absolutista" que simplemente invertiría esta relación. No obstante, podríamos encontrar una tercera vía: aquella que ve en el lenguaje un producto histórico y natural.El lenguaje sería un producto de la actividad humana en el mundo y, por ende, de los hechos de la naturaleza física y humana. Pero, al mismo tiempo, el lenguaje es también productor de significados y de nuevas formas humanas de actividad. Por eso no me muestro dispuesta a refrendar que los hechos de la naturaleza determinen completamente nuestro lenguaje, mientras, por otro lado, me resisto a afirmar que los hechos de la naturaleza sean en su totalidad creaciones de nuestro lenguaje.

Mientras que el lenguaje en tanto que histórico en su consideración nos pondría a salvo de cualquier veleidad absolutista, y en tanto que natural y dado que -con él- los hombres somos lo que somos y estamos hechos como lo estamos nos permitiría escapar al relativismo. Por tanto ello quiere decir que cabe una concepción intralíngüística y convencional del lenguaje pero al mismo tiempo que no es monológica sino dialógica en su concepción de racionalidad. Y entre quienes compartan las premisas de un código moral o de un paradigma científico pues siempre se podrá dialogar. De lo contrario si no podemos hacerlo racionalmente lo único que nos queda es la persuasión psicológica. Cuando decimos a alguien que algo es bueno sólo cabe que intentemos contagiar emocionalmente a nuestro interlocutor de nuestras propias actitudes o persuadirle -mediante un hábil despliegue de nuestra capacidad retórica- para que se comporte como nosotros deseamos que lo haga. Siendo así que lo importante para que exista lenguaje es que haya que decir algo a alguien y que haya comunicación.

A veces el planteamiento va más allá de la comunicación dialógica pues se intenta en último término llegar al fondo de un diálogo interno con uno mismo, y en este caso creo que debemos encontrar una vía de comunicación racional y de actitudes y hechos que podemos comparar por nosotros, por nuestra historia, biografía y por nuestra naturaleza, para no caer tampoco en un relativismo extremo.

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