jueves, 25 de agosto de 2011

la dimensión sexuada es una de las más importantes

La dimensión sexuada de la vida o de la diferencia tan sólo queda como reducida a la reproducción. La dimensión sexuada es una de las más indispensables y no sólo para la reproducción, sino para la cultura y la conservación de la vida. Y se trata de saber si nuestras civilizaciones están aún dispuestas a considerar el sexo como una patología, una tara, un residuo de animalidad, porque eso es lo único a lo que se la ha reducido en internet o si, por fin, han llegado a ser lo suficientemente adultas como para concederle su estatuto cultural humano.

Hemos reducido por desconocimiento más que otra cosa y por reducción cultural la diferencia de género a lo sexuado única y exclusivamente en lo que tiene relación con la capacidad de reproducción, o con la denegación de ésta. Para esto es para lo que ha servido utilizar el cuerpo de la mujer en los sistemas de intercambio por el hombre, y es una evidencia la reducción por pasiva que se opera dentro de internet, como mercado del sexo, lo cual me parece una aberración, no el uso o abuso en sí mismo, sino el sistema y el mercado, cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le plazca pero es evidente que se ha desbordado de un modo exagerado, donde volvemos a sentirnos como objeto nuevamente.

Y precisamente está pasando esto por no tener en cuenta un cambio cultural en la evolución del lenguaje y de la sociedad. Una liberación real de la mujer que suponga una definición subjetiva. La liberación sexual no puede llevarse a cabo sin cambios en las leyes lingüísticas relativas a los géneros. La liberación subjetiva requiere un empleo de la lengua no sometido a las reglas que sujetan o anulan (si es que esto es posible sin recurrir a la magia) la diferencia sexual. En el discurso masculino como ya dije la cultura no deja de ser una naturaleza secundaria, arrancada de sus raíces corporales, de su entorno cósmico, de su relación con la vida. Esta relación sólo expresa denegación, y permanece en un perpetuo paso al acto inculto. Por tanto, la dimensión sexuada es una de las más indispensables y no sólo para la reproducción, sino para la cultura y la conservación de la vida.

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