lunes, 15 de agosto de 2011

los licios toman el nombre de la madre

Herodoto relata que los licios procedían originariamente de Creta y bajo Sarpedón se habían llamado termilios; todavía en una época posterior eran llamados así por sus vecinos; pero como Lico, el hijo de Pandion, llegó desde Atenas al país de los termilios, junto a Sarpedón, entonces los licios fueron denominados a partir de él. Herodoto narra: “Sus costumbres son en parte cretenses y en parte carias. No obstante, tienen un extraña costumbre, que no posee ningún otro pueblo: toman el nombre a partir de la madre y no del padre. Entonces, cuando se pregunta a un licio quién es, dará su linaje matrilineal, y enumerará a las madres de su madre, y si se une una ciudadana con un esclavo, los hijos serán considerados como de noble estirpe (gennaîa); pero si un ciudadano, aunque sea el más noble, se une con una extranjera o toma una concubina, entonces los hijos son innobles (átima ta tékna)”.

Esta institución es tanto más curiosa porque nos presenta la costumbre de la denominación a partir de la madre en relación con la posición jurídica de los hijos y por consiguiente como parte de una concepción básica llevada a cabo con todas sus consecuencias.

El relato de Herodoto es confirmado y completado por otros escritores. Se nos ha conservado el siguiente fragmento de Nicolás de Damasco sobre las costumbres curiosas: “Los licios rinden mayores honores a las mujeres que a los hombres; ellos toman su nombre a partir de la madre, y legan la herencia a las hijas, no a los hijos”. Heráclides Póntico da una pequeña indicación: “No tienen leyes escritas, sino sólo costumbres no escritas. Desde hace largo tiempo son regidos por las mujeres”.

A los datos mencionados, se añade el curioso relato de Plutarco (De virtut mulier) que habría referido el heracliota Ninfis. En una traducción literal, dice: “Ninfis narra en el cuarto libro sobre Heraclea que antiguamente un jabalí devastaba la región de Heraclea y destruía frutos y animales hasta que fue muerto por Belerofonte. Pero como el héroe no recibiera ningún agradecimiento por su generosa acción, maldijo a los jantios, e imploró a Poseidón que hiciera brotar sal del suelo. Entonces todo se arruinó, puesto que la tierra se volvió amarga, y continuó hasta que Belerofonte suplicó de nuevo a Poseidón, en atención a los ruegos de las mujeres, que pusiesen fin a la devastación. De aquí surge la costumbre de los jantios de no tomar nombre a partir del padre, sino de la madre”.

El relato de Ninfis nos muestra la denominación a partir de la madre como resultado de una concepción religiosa; la fecundida de la tierra y de las mujeres son colocadas en la misma línea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario